Cardinology (Lost Highway, 2008). Así bautiza el de Jacksonville su décimo disco tras la ruptura ya lejana con Whiskeytown. Ahora manda en una formación del montón (no me extraña, está Neal Casal) con la que no ha hecho más que borrar año a año los destellos de su primeriza destreza compositiva. Le pasa a este disco lo mismo que a sus cuatro trabajos anteriores, cargados de temas grises, muertos muchos de ellos, a los que el cantante condena ahora con la puñetera manía de ponerles fin después del segundo estribillo, justo cuando parecía que las canciones tomaban cuerpo y sustancia antes de llegar a los dos minutos y medio de duración. Por eso Magick y Like yesterday no se saborean en Cardinology con el optimismo que sus arranques proponían. Una pena una vez más.
Nota: 4/10
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