Dice la información del disco que Lee Hazlewood, un huidizo autor country de los sesenta y setenta, se instaló en Suecia en 1970 para dar forma a una obra de culto posterior llamada Cowboy in Sweden. El impacto que causó el disco en aquellos días, poco después del Sweetheart of the Rodeo de The Byrds y en vísperas de las primeras delicias de los Eagles. Al parecer, la experiencia dejó marca en el territorio y con el paso de los años muchos cantantes y compositores nórdicos que en los setenta aún no eran ni proyectos de criaturas tomaron aquellos discos como inspiración para cultivar una cosecha de interesantes carreras. A mí me sonaban unos pocos. Con éstos y con los que completan la colección puedes percibir una delicada sensibilidad musical, voces personales de ecos lastimeros al servicio de canciones sencillas.
Si algunas películas de Bergman como Pasión, Persona, La hora del lobo o Secretos de un matrimonio se rodaran hoy en día, podrían tener como adecuada banda sonora las canciones de Christian Kjellvander, Christer Knutsen, José González, Junip, Tobias Fröberg, Thomas Dybdhal, Mattias Hellberg o Tarantula.
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