lunes, enero 29, 2007

CHASCOS Y SORPRESAS

Me gusta estrechar relaciones con alguien cuando tras recomendarle un disco éste produce después en la persona el efecto por mí deseado, el de un agrado igual o incluso superior al que produce en mí. Por el contrario, también puede ocurrir que esa recomendación acabe resultando equivocada y provoque una decepción en quien antes no había escuchado esa música y le tenía muchas ganas. Con o sin alguien que me aconsejase escuchar un disco, me he llevado algunos chascos a la hora de acceder por primera vez a la obra (o al menos una parte) de un grupo o solista, así como inesperadas alegrías en el caso de otros en los que tenía poca confianza.


Vamos allá con unos cuantos (de los que apenas haya escrito antes algo), a ver si en vosotros han producido un efecto parecido, o si los queréis tomar como recomendación:


¡Menudo chasco!

-la irrupción juvenil nada novedosa de los penúltimos superventas británicos Arctic Monkeys

-el resto de los discos de Bon Jovi salvo uno o dos singles formidables de rigor

-las canciones deprimentes de Bonnie ‘Prince’ Billy o Vic Chesnutt

-la frialdad que me transmite (acabo de entrar y le daré más oportunidades) el pianista Brad Mehldau

-el minimalismo supuestamente artístico del dúo de ninfas Cocorosie

-el oscurantismo ochentero de Echo & the Bunnymen

-los experimentos sónicos de The Flaming Lips

-los juegos caprichosos de Frank Zappa

-la complejidad en teoría prodigiosa de Genesis, Traffic o King Crimson

-el aburrimiento que produce Neal Casal cuando no está con Hazy Malaze

-el bajón de Incubus en sus dos últimos discos

-la aureola de culto que tienen los Jayhawks

-la pereza que ya produce Lenny Kravitz

-el florido legado de Love

-el afectado rock agotador de Muse (antes de su último disco, Black holes & revelations)

-los New York Dolls, antes y ahora

-el hard rock tétrico de Ozzy Osbourne

-Pink Floyd antes de Dark side of the moon

-la grimosa música de Primus

-los elogios ‘cool’ de Rufus Wainwright


¡Menuda sorpresa!

-el mejunje ecléctico de Arcade Fire

-la propuesta indescriptible de Badly Drawn Boy en sus tres primeros discos

-el último e indefinible disco de Beck, Güero

-las agradables canciones de Belle and Sebatian, sí, pop dulce para gafapastas delicados, pero fino y soleado

-algún ritmo contagioso de Chambao

-el sensacional último disco de estudio de Chris Rea, Blue jukebox (2004)

-la modesta obra en solitario de Chuck Prophet

-el introspectivo e intenso segundo álbum de Coque Malla, Sueños (2004)

-el playero folk rock de Jack Johnson y Donavon Frankenreiter

-el emotivo reggae de Horace Andy

-el majo disco del actor Jeff Bridges, Be here soon (2000)

-Julie Delpy, de la actriz Julie Delpy (2003)

-la seguridad que transmiten The Killers

-el segundo disco de Marlango, Automatic Imperfection (2005)

-más actrices: el último disco de Najwa Nimri, Walkabout (2006)

-la nueva juventud de Solomon Burke

-la herencia traducida en autenticidad de Wolfmother

jueves, enero 25, 2007

LIVE IN 33: FRUSCIANTE VS. NAVARRO

Para atender a un debate originado entre amigos me he dirigido a la R de los Red Hot Chili Peppers y abierto la caja que contiene el disco One Hot Minute, publicado por la banda californiana en 1995. El objeto de análisis, o más bien simple intercambio de pareceres, era el de establecer una preferencia: ¿John Frusciante o Dave Navarro? Ya sabéis, el guitarrista más longevo y actual de los Peppers o el sustituto que tuvo en aquel álbum procedente de los por entonces desaparecidos Jane’s Addiction. Veamos…


Para los Peppers, ese grupo que cada vez más gente tiende a descalificar pese a que hagan buenos discos (la saturación de sus temas en las radios y pubs creo que provoca esta reacción y perjudica la imagen que se tenga de ellos), Frusciante es ahora mismo insustituible y no se puede concebir al grupo sin él. Hay quien le considera un guitarrista fantástico, quizá porque entró en el grupo con 17 años y se adaptó muy bien al funky rockero que caracterizaba a los RHCP en los años ochenta. A mí no me lo parece, aunque incluso con el salto de década el chico adaptó su estilo al rock funky por el que optó la banda y acuñó unos cuantos detalles de identidad guitarrera que han cimentado muchas canciones de los RHCP, que las han hecho reconocibles; Give it away, Scar tissue o By the way son unos pocos ejemplos conocidos.


Digo también que Frusciante no me parece tan extraordinario por lo elemental que resultan muchas veces los acordes de su guitarra en el acompañamiento de las canciones, lo debilitado que suena incluso su sonido, problema que subsanan como siempre los sí magníficos Flea y Chad Smith en la parte rítmica. Eso lo pude comprobar en directo, además de unos cuantos solos suyos algo chirriantes y unas desesperantes incursiones vocales (y también otras excelentes intervenciones, todo hay que decirlo).


Y Navarro… hombre, pues yo diría que tampoco es para tanto, aunque goza también de tanto prestigio a las cuerdas como baja estima por su divo carácter y su imagen extravagante; quienes le atacan por eso seguro que también le envidian su convivencia (ya interrumpida) con la volcánica ¿actriz? Carmen Electra. Sobre el escenario, Navarro ha sido a Jane’s Addiction lo que Frusciante a RHCP, un componente nato e irremplazable. Navarro, nieto de españoles, tiene sangre hard rockera y es más diestro en los juegos sobre el mástil, lo que le lleva muchas veces a resultar excesivo o cargante. Fue ideal para Jane’s y también durante unos años de gira para los Peppers, aunque personalmente el grupo y el músico acabaran tan mal que, por razones legales o razones afectivas, la banda nunca interprete ahora ningún tema de aquel disco en común.


En cuanto a One Hot Minute, un álbum que tuvo el problema de suceder al superexitoso y magistral Blood Sugar Sex Magik aunque cuatro años después, hay que romper varias lanzas a su favor. Supone un puente entre sus dos etapas más comerciales, deja de ser tan frívolo como el pasado y es más oscuro en relación con el futuro de la banda. El brutal despegue de Warped (apoyado por un impactante y homoerótico videoclip) transforma al grupo en una explosión hard rockera, al igual que arranques de furia de Deep kick o One big mob. Unas canciones tienden a dispersarse, pero otras conservan, y también gracias a Navarro, mágicos momentos de funk, como Walkabout o Aeroplane.


Otro día recordamos a Jane’s Addiction.

lunes, enero 22, 2007

BONUS TRACK 18: ROUGH MIX (PETE TOWNSHEND & RONNIE LANE)

Me encanta ver como coinciden en una misma gala o grabación un montón de músicos de géneros similares entregados al curso de una canción. Sucede en homenajes repletos de invitados amigos cuando al final salen todos los protagonistas a cantar un tema y se dan cita sobre el mismo escenario a lo mejor tres o cuatro guitarristas, dos baterías y varios teclistas de lujo. Menudo pelotón de gigantes, dices, y ahí los ves, tipos con una leyenda a sus espaldas, con decenas de discos y biografías corrosivas que se sonríen el uno al otro, se hacen guiños, pelean por un solo y cantan al unísono un estribillo. No hay más que recordar el disco y película El último vals. También otras veces aparecen varios auténticos pesos pesados juntos en la gestación de un disco. Uno de ellos lo acabo de escuchar, un año después de palpar su colorida portada de estampas en la primera vinilo session con Rulo y treinta años después de su primer soporte: en 1977 Pete Townshend y Ronnie Lane firmaron Rouge Mix.


Pero no sólo el guitarrista y compositor de los Who y el bajista y cofundador de los Small Faces y luego parte de los Faces contribuyen al conjunto de alegres temas folk rock de Rough Mix. Por el estudio pasaron además, bajo las órdenes de ambos responsables y del productor Glyn Johns (Rolling Stones, Eagles, Steve Miller Band), ni más ni menos que Eric Clapton, Charlie Watts, John Entwistle, Ian Stewart (el sexto ‘stone’) o Boz Burrell (King Crimson, Bad Company). Entre todos crearon un álbum más cercano al cariz templado de Lane que al lado colérico de Townshend. Los temas más agitados cabalgan a ritmo de boogie y los más tranquilos desnudan cuerdas de dobro y acústica depuradísimas; unos y otros perduran frescos además, tanto como la corta pero fogosa y entrañable carrera de los Faces.


Townshend y Lane colaboraron juntos en más de una ocasión. El primero dio tumbos con una experimental y errática travesía en solitario sin dejar de integrar los Who. El segundo, aquejado de un débil salud hasta su muerte por esclerosis múltiple veinte años después, tuvo otra banda ambiciosa que acabó fracasando, Slim Chance, pero con su paso por los Faces y gracias a varias canciones de hermosa sensibilidad acabó por ser considerado uno de los rockeros británicos más relevantes.

LIVE IN 32: INTERROGANTES SOBRE EL JAZZ

Por mucha música que me empeñe en escuchar y de hecho escuche siempre quedará mucha más a la espera de que algún día llegue a mis oídos pero nunca lo haga. Es un vicio inagotable que se sacia en pequeñas píldoras, si es posible una por día. “¡Cuánta música hay en el mundo!”, nos decimos a veces entre amigos, sorprendidos por el infinito archivo musical de nuestros tiempos. Intento conocer algún ejemplo de aquellos estilos de más difícil acceso, de los que menos me agradan o con los que estoy poco o nada familiarizado. Me gusta decir que he escuchado, al menos un poco, de todo. El jazz es un género que me desconcierta y seduce por igual y recientes charlas que he mantenido con Carlos V. M. y Fer me han acercado algo más a este universo tan complejo como fascinante. Gracias al intercambio de discos con estos amigos he escuchado hace poco variantes de jazz y artistas distintos. Y seguiré haciéndolo.


Pero… no soy músico y aunque ello no sea un impedimento para valorar la música que escucho hay ideas que no me atrevo a sentenciar y comentarios que prefiero guardar. Lo que ocurre es que escuchando con calma y atención interpretaciones dispares de Miles Davis, Keith Jarrett, Sonny Clark o Jimmy Raney y recordando escuchas antiguas o recientes de Charlie Parker, Dexter Gordon o Charles Mingus me asaltan dudas que la enrevesada fisonomía del jazz provoca.


Me pregunto, por ejemplo,

si los músicos de jazz son tan extraordinarios en realidad,
si tienen tanto mérito los desarrollos interminables que hacen de un tema,
si la falta de melodía durante una improvisación es una muestra del supuesto talento artístico que esos músicos poseen,
si el jazz se lleva en la sangre y en realidad no se puede aprender a tocar…


Son sólo algunos interrogantes que me impiden valorar el jazz del mismo modo a como suelo opinar sobre el blues, el rock, el soul o el pop y la mayoría de sus fusiones. Quizá es que tengo que profundizar mucho más. Si me preguntan si me gusta el jazz, no diré que no, pero tampoco afirmaré que sí. Todo su entorno, su historia y su intrahistoria me interesan; reconozco que es una música para la que hay que encontrar el momento y cuando lo hallo y me entrego a ella no consigo sintonizar totalmente pese a que me traslade a sus decorados característicos (la noche, el humo, el alcohol…). Supongo que en el fondo no es más que una cuestión de gustos, así de sencillo para un tipo de música tan compleja.

jueves, enero 18, 2007

SOUNDTRACK 25: BILLY BOB THORNTON

Entre película y película desde 2001 –diecisiete suma hasta la fecha en el periodo de seis años– el actor, guionista y director de cine Billy Bob Thornton suele encontrar tiempo para dedicárselo a su afición musical. Se ha encerrado ya tres veces en el estudio, siempre acompañado de decentes colaboradores, y ha grabado tres discos. Su profunda voz, la gravedad de su timbre y un marcado acento sureño menos balbuceante que otros artistas geográficamente cercanos (Thornton es natural del estado de Arkansas) le han convertido en un más que aceptable autor de rock de raíces americanas, de esos que en la ensalada sonora echan unas gotitas de country o un lingotazo de blues.

Al bueno de Billy Bob lo conocimos la mayoría en su debut como director, Sling Blade (1996), por cuyo guión ganó el Oscar, aunque antes ya había aparecido en una decena de películas en papeles secundarios y escrito un par de libretos. En Sling Blade interpretaba a un deficiente mental, un caramelo de rol al que el actor aportaba una fragilidad sincera y sobrecogedora. El éxito de la película le empujó a proyectos de más envergadura y le unió a directores de prestigio, tanto del cine comercial (Mike Nichols, Michael Bay) como del llamado cine de autor (Joel Coen, Marc Forster). Desde entonces, Thornton ha creado ricos y magníficos personajes, desde el aprensivo Terry Lee de Bandits (Barry Levinson, 2001) al taciturno Ed de El hombre que nunca estuvo allí (Joel Coen, 2001) pasando por el limitado Jacob de Un plan sencillo (Sam Raimi, 1998) o el racista reconvertido y enamorado Hank de Monster’s ball (Marc Forster, 2002) También volvió a dirigir otras dos películas, la horrorosa Todos los caballos bellos y la aún inédita en España Daddy and Them. Y se casó, por enésima vez aunque por poco tiempo, con la entonces más turbulenta que ahora Angelina Jolie, a la que conoció en el rodaje de la divertida pero increíble Fuera de control (Mike Newell, 1999).

En su faceta como músico, Thornton se dio a conocer en 2001, uno de sus años más prolíficos, con Private Radio (Lost highway), un debut producido por Marty Stuart, con temas de cantina y gasolinera polvorienta, cortes hablados, versiones de los Byrds y el radiofónico tema Angelina en honor a su entonces ángel de la guarda. En 2003, ofreció una entrega más extensa, The edge of the world (Sanctuary), que, eso, pecaba de minutaje, duplicaba colegas (entre ellos Daniel Lanois, Warren Zevon y Joe Walsh), pero cuidaba mejor las melodías y contenía temas mucho mejor acabados. Y en 2005 –aunque con retraso lo hemos escuchado– el músico y actor grabó Hobo (Big Deal), un trabajo más equilibrado y pausado, con voces más cálidas y susurrantes y un surtido de argumentos más cinematográficos.


Tipo mítico Billy Bob, gran actor y músico interesante.

martes, enero 16, 2007

VOLUME ONE 48: FREAK N ROLL… INTO THE FOG (THE BLACK CROWES, LIVE AT THE FILLMORE, SAN FRANCISCO)

Tengo que reconocer que a una banda rockera como los Black Crowes, con excelentes discos de estudio (salvo Three snakes and one charm de 1996) no la acabo de disfrutar plenamente en directo. Vale, no estoy en el tumulto o en el patio de butacas y eso siempre resta inmediatez al disfrute, pero es que en su caso ya se repite. Su último álbum de concierto oficial, comercializado también en DVD, data de 2006 y lleva al grupo a un mítico teatro de ensueño musical como es la sala Fillmore de San Francisco, donde los mejores artistas de todos los tiempos han tocado desde finales de los sesenta (además de en la Fillmore East, de Nueva York). Allí ofreció el grupo de los hermanos Robinson en marzo pasado cinco noches seguidas de conciertos. El evento supuso un reencuentro de la banda después de una larga temporada separada, con experiencias en solitario (estimulantes las de Chris Robinson), paréntesis de reflexión y rupturas emocionales.

Que una vez reunificados con su formación original lo tenían todo a favor para anticipar un retorno grandioso y un contundente directo no entraña ninguna duda. A la banda se la intuye pletórica, con la madurez en las venas de los grupos dinosaurio, y el sonido de la grabación en tal emblemático escenario refuerza cualquier virtud de los propios músicos. Sin embargo, en la selección de temas del doble álbum, que repasa casi lo mejor de todos sus discos, se aprecia una de esas manías que más me molesta de los grupos en vivo, la de alargar los temas sin fin hasta el doble o triple de su duración original.

Estos Black Crowes más crecidos pero todavía jóvenes se acercan ahora más a los carrozas Allman Brothers o a The Band, pero su esencia sureña se fusiona en ocasiones con la corriente ácida de los Grateful Dead (inquilinos habituales del Fillmore) en los desarrollos estirados de varios temas hippies del repertorio. El grupo también cultiva un soul rock acentuado por una sección de viento y dos voces de coro femeninas, levanta el pie del acelerador con medios tiempos y Chris Robinson a la acústica y dota a casi cada tema de un arduo crescendo, pero con frecuencia empalagoso.
Nota: 7/10

PD: The Black Crowes anuncian sin fecha concreta su primer disco de estudio en seis años para 2007. Es buena noticia.

domingo, enero 14, 2007

CASH AFTER DEATH (God's gonna cut you down)

De pasada cacé unas imágenes en un canal musical y poco después busqué el vídeo clip en Internet. No fue difícil encontrarlo. Es un guiño final desde ultratumba, un regalo para los mitómanos, un juego para el que mira: a ver cuántos tipos del cine y de la música localizas en dos minutos y medio. Johnny ya no está, pero hasta el final supo cantar grandes canciones. Todavía están todos los que no le olvidan.

God's gonna cyt you down

viernes, enero 12, 2007

SOUNDTRACK 24: JARMUSCH & DEMME OVER NEIL YOUNG

Algo tiene de extraordinario y atrayente el músico Neil Young para que dos directores de cine consagrados –uno paradigma del independentismo auténtico y con sello fuertemente distintivo, otro artesano de lo más eficiente con Oscar en sus vitrinas e inquieto retratista musical– hayan captado en sendos documentales las dos caras opuestas y complementarias del ‘huracán’ canadiense en el escenario a lo largo de casi cuarenta años. Jim Jarmusch filmó en 1997 algunas actuaciones y testimonios de Young con sus Crazy Horse durante el año anterior en el film Year of the Horse. En 2005 y estrenada y editada en DVD en 2006 apareció Heart of gold, la grabación de un concierto del artista con sus amigos y músicos más íntimos dirigida por Jonathan Demme con motivo de la presentación del álbum Prairie wind.

Hace años vi Year of the Horse. Jim Jarmusch, que encargó a Neil Young el score de su film Dead man (1995), optó por ensuciar el perfil más crudo y garagero del músico con texturas granuladas e imágenes de vídeo casero. Sentó a Sampedro, Molina, Talbot y Young en una silla de madera cual temibles sospechosos de interrogatorio policial y combinó sus respuestas con fragmentos en vivo de la gira de 1996 de versiones de temas entonces recientes y clásicos como Like a hurricane o Powderfinger. La vena esquizofrénica de Neil Young se hincha en su esplendor y Frank ‘Poncho’ Sampedro explica de forma ideal, entre ausente y colocado, el sentimiento que les entrelaza sobre un escenario: “Sabemos que no somos los mejores músicos del mundo, pero cuando estamos los cuatro tocando juntos no hay nada ni nadie que nos supere”.

Anoche vi Heart of gold. Jonathan Demme, que ya había grabado sesiones de estudio de Young y le había encargado un tema original para su película Philadelphia (1993), recoge con elegancia y sensibilidad la actuación del músico en el Auditorio Ryman de Nashville días antes de ser ingresado para ser intervenido de un aneurisma cerebral. Neil Young, pacífico y dócil, sentido y profundo, se rodea de sus músicos de sesión más habituales (Ben Keith, Spooner Oldham, Rick Rosas…), su amiga Emmylou Harris, su mujer Pegi y otros amigos cercanos para interpretar casi todo el disco Prairie wind y una selección de temas de sus mejores trabajos campestres, los maravillosos Harvest y Harvest moon. El sonido tan puro y la familiaridad que empapa todo el concierto provocan una gran envidia por no haber podido estar allí de cuerpo presente.

El recuerdo de estas dos películas me reconcilia con Neil Young tras un año en el que sus últimos lanzamientos, el disco de estudio Living with war y el desempolvado concierto de 1970 Live at Fillmore, me decepcionaron.

martes, enero 09, 2007

BONUS TRACK 17: HAVE A LITTLE FAITH (MAVIS STAPLES)

Se aprecia en cantantes de ambos sexos un retorno reciente a nuevas fórmulas o un giro de pequeñas variaciones estilísticas en su regreso a la escena. Tras varios años de inactividad y de inmerecido olvido, Nancy Sinatra, Marianne Faithfull, Neil Diamond o Eric Burdon, por ejemplo, han vuelto a publicar nuevos trabajos cuyo contenido ha intentado apartarse (en unos casos más, en otros menos, y con distinta fortuna) de los rasgos característicos de su obra en general, nuevas creaciones con las que pretenden demostrar que saben adaptarse a las tendencias contemporáneas que priman en su estilo de música sin permanecer anclados en otras décadas. Otro ejemplo, y que además deparó un magnífico disco, es el de la vieja dama del soul Bettye Lavette, que en 2005 regresó en el sello Anti con el magnífico I’ve got my own hell to raise. Acabo de rescatar un disco al que le sucede lo mismo, Have a little faith (Alligator, 2004), de Mavis Staples, quien en el recién entrado año editará otro esperado álbum también en Anti y bajo la producción de Ry Cooder.

Este Have a little faith supone otro exquisito salto de madurez de la voz líder, junto a su padre Pops, de Staples Singers, El octavo y último disco hasta la fecha de Mavis Staples arrima a la rolliza artista a los territorios del blues rock de Chicago y al sonido Stax que su grupo cultivó a finales de los sesenta con el respaldo de los grandes Booker T & The MG’s. La familia siempre supo conectar con las corrientes en auge versioneando a artistas de su generación de líneas opuestas, por eso demostró saber saltar sin titubeos del góspel al soul, del pop al country incluso en diferentes colaboraciones. Mavis también se lanzó a otras aventuras, aunque con menos fortuna, porque ni la música disco a finales de los setenta ni el pop en los ochenta despertó su carrera en solitario.

Tras un lapso de ocho años, Have a little faith recuperó las mejores habilidades de Mavis Staples, recubiertas en este disco por una cristalina producción, wurlitzers nocturnos, guitarras slide chispeantes y voces muy sensuales, la suya y la de sus coristas, incluso en los instantes más encendidos. Un ábum seductor, ideal para seducir al fuego de una chimenea. Su próximo trabajo se espera con más impaciencia.

viernes, enero 05, 2007

BOOTLEG SERIES 5: STONED AGE MAN (JOSEPH)

Pues aquí está, este es Joseph y su único disco, Stoned age man, del que os he hablado en mis dos capítulos dedicados a Rulo y nuestras sesiones de vinilos. Me había contado hace unos dos años que por entonces uno de los discos por los que más se pagaba en el mercado de coleccionistas de vinilos era este de Joseph, un tipo al que era casi imposible seguirle la pista en internet. El año pasado se reeditó este álbum en cd, pero yo al fin he podido escucharlo por gentileza del propio Rulo en el mismo formato aunque con el leve crujido de la aguja incrustado en la grabación. Gracias, maestro.

En sólo 29 minutos y 9 canciones, el tal Joseph (las pocas fuentes de información dudan en llamarlo Joseph Long o Joseph Longeria), un guitarrista de blues rock al que descubrió el productor musical Steve Tyrell en una competición de blues en Houston, reunió sus únicas canciones en disco en 1970. Un hombre de las cavernas delante de un fondo negro camina en la portada de Stoned age man. Y… ¿a qué suena Joseph?


Un poco a los Doors, un poco a Iron Butterfly, un poco a Cream. Hay mucha psicodelia en su esqueleto, pastilleo de San Francisco y tenebroso rock de autopista. Como vocalista Joseph llega a vociferar como un ogro y como guitarrista a veces se desvía hacia la complicación. El conjunto funciona mejor como una acumulación de buenas ideas que como un redondo trabajo compacto, pero la mitología que envuelve al disco le convierte también en una pastilla caducada que no pierde sus efectos alucinógenos.

miércoles, enero 03, 2007

LIVE IN 31: RULO Y JOSEPH (CAPITULO 2)

La idea fue de Rulo: repetir la sesión de la tarde del fin de año pasado, encerrarnos en la sala de música de su buhardilla para escuchar canciones de su numerosa y ‘buengustosa’ colección de vinilos. Carlos V. M., el ascensorista de cristal, se unió a la cita y la bautizó como vinilo session. Qué mejor manera de acabar el año.

Una vez más, y cuesta admitirlo cuando compramos y consumimos cds (salvo el anfitrión), tres melómanos como somos nos dejamos poseer y convencer por el fascinante mundo del vinilo y su inigualable y superior sonido. Sí, pudimos comprobarlo, porque no es tan difícil con un buen plato como el de Rulo y un simple reproductor de cds al lado. Action woman, un garajero tema de los olvidados The Litter, fue el ‘conejo de indias’: en el tocadiscos sonó sucio pero claro su sonido, cercanos los platillos y la pandereta acoplada a la batería, puntiaguda su guitarra salvaje; el cd distanció la voz solista y alejó las piezas de percusión, más bien parecía una canción de garaje pasada por la lavadora a la que además se le tuvo que subir el volumen para apreciar mejor esos cambios.

Esta fue la prueba de defensa a ultranza del vinilo. Antes y después Rulo hizo sonar algunos clásicos del soul y el funk por gracia de Joe Tex, Curtis Mayfield y el también olvidado y poco productivo James Carr. Pasaron por el tocadiscos grupos surferos como The Trashmen que se oían en La chaqueta metálica, bandas de guateque aparecidas después de los Beatles, cuatro indios psicodélicos bajo el nombre de XIT y una versión con sitar de Jumpin’ Jack Flash a cargo de Ananda Shankar, sobrino del hindú Ravi Shankar. Y el dueño de la buhardilla nos deleitó con la legendaria historia de la probable pero incierta unión de Jagger, Dylan y algunos Beatles en la formación The Masked Marauders.

Eso dio paso a más garaje, a más rock, a más música que nos acompañó mientras sacábamos cuidadosamente de los plásticos las cubiertas de los discos para palparlas y fijarnos en los detalles, o mientras veíamos catálogos con álbumes de coleccionistas de artistas de los que nunca antes habíamos oído hablar. Rulo también repitió para Carlos el ritual del lavado de un vinilo sobre una máquina con plato giratorio, gamuzas especiales y productos químicos. Y, por supuesto, sonaron un par de temas de Stone Age Man, ese único y espectacular disco de una misteriosa e ilocalizable banda llamada Joseph, pieza de las más cotizadas en el mercado de vinilos.

¡Qué pasada, qué velada otra vez maravillosa!

¡Que la música no deje de acompañarnos!


Feliz Año 2007 a todos los lectores y visitantes de Tribecasessions.

lunes, enero 01, 2007

LOS DISCOS DE 2006

Como en el apartado de las películas, también los más relevantes músicos de este y otros tiempos han publicado discos en 2006. Unos han demostrado que su edad avanzada no les impide mantenerse en gran forma y otros han alcanzado incluso una envidiable mayoría de edad con sólo un par de pasos en esto de la música, algo a lo que también aspiran unos cuantos jovencitos aún demasiado verdes (Arctic Monkeys, The Kooks). También los hay que se han estrellado pese a tener una gran trayectoria a sus espaldas, como mi admirado Neil Young o los poco oportunos The Who.

Y como en las películas, no siempre apreciamos el contenido en el primer momento igual que en el segundo. Algunos discos bajan un poco cuando los dejas madurar y vuelves a ellos, mientras que otros mejoran de una escucha para otra. Por eso, a esta fecha, mis discos preferidos de 2006 son, por este orden:

10. Ballad of broken seas (Mark Lanegan & Isobel Campbell)
9. Garden ruin (Calexico)
8. Orphans. Brawlers, Bawlers & Bastards (Tom Waits)
7. We shall overcome. The Seeger Sessions (Bruce Springsteen)
6. Highway companion (Tom Petty)
5. Greenland (Cracker)
4. Pearl Jam (Pearl Jam)

3. Modern times (Bob Dylan)

2. Both sides of the gun (Ben Harper)

y

1. el angelical, hermoso, extraordinario, celestial Ys de Joanna Newsom.

LAS PELÍCULAS DE 2006

Como es costumbre en revistas, programas y también blogs, toca hacer listas al final de cada año para repasar y recordar lo mejor y lo peor de toda una cosecha. Quedémonos con lo mejor, lo que nos ha dejado mejor sabor de boca durante el recién terminado 2006.

Casi todos los grandes cineastas del momento (Scorsese, Stone, Ridley Scott, Shyamalan, Von Trier, Iñárritu, Michael Mann, Spielberg, Spike Lee, Woody Allen) han estrenado películas en las salas españoles. No podemos quejarnos, aunque no todos han ofrecido los mejores trabajos de su filmografía. A día de hoy, y a la espera de ver algunas películas por segunda vez, mis 10 preferidas de 2006 son, por este orden:

10. Babel (Alejandro González Iñárritu)
9. Infiltrados (Martin Scorsese)
8. El hombre del tiempo (Gore Verbinski)
7. Hijos de los hombres (Alfonso Cuarón)
6. Miami Vice (Michael Mann)
5. Llamando a las puertas del cielo (Wim Wenders)
4. Marderlay (Lars von Trier)

3. Brokeback Mountain (Ang Lee)

2. Munich (Steven Spielberg)

y






1. El perfume. Historia de un asesino (Tom Tykwer)