viernes, enero 12, 2007

SOUNDTRACK 24: JARMUSCH & DEMME OVER NEIL YOUNG

Algo tiene de extraordinario y atrayente el músico Neil Young para que dos directores de cine consagrados –uno paradigma del independentismo auténtico y con sello fuertemente distintivo, otro artesano de lo más eficiente con Oscar en sus vitrinas e inquieto retratista musical– hayan captado en sendos documentales las dos caras opuestas y complementarias del ‘huracán’ canadiense en el escenario a lo largo de casi cuarenta años. Jim Jarmusch filmó en 1997 algunas actuaciones y testimonios de Young con sus Crazy Horse durante el año anterior en el film Year of the Horse. En 2005 y estrenada y editada en DVD en 2006 apareció Heart of gold, la grabación de un concierto del artista con sus amigos y músicos más íntimos dirigida por Jonathan Demme con motivo de la presentación del álbum Prairie wind.

Hace años vi Year of the Horse. Jim Jarmusch, que encargó a Neil Young el score de su film Dead man (1995), optó por ensuciar el perfil más crudo y garagero del músico con texturas granuladas e imágenes de vídeo casero. Sentó a Sampedro, Molina, Talbot y Young en una silla de madera cual temibles sospechosos de interrogatorio policial y combinó sus respuestas con fragmentos en vivo de la gira de 1996 de versiones de temas entonces recientes y clásicos como Like a hurricane o Powderfinger. La vena esquizofrénica de Neil Young se hincha en su esplendor y Frank ‘Poncho’ Sampedro explica de forma ideal, entre ausente y colocado, el sentimiento que les entrelaza sobre un escenario: “Sabemos que no somos los mejores músicos del mundo, pero cuando estamos los cuatro tocando juntos no hay nada ni nadie que nos supere”.

Anoche vi Heart of gold. Jonathan Demme, que ya había grabado sesiones de estudio de Young y le había encargado un tema original para su película Philadelphia (1993), recoge con elegancia y sensibilidad la actuación del músico en el Auditorio Ryman de Nashville días antes de ser ingresado para ser intervenido de un aneurisma cerebral. Neil Young, pacífico y dócil, sentido y profundo, se rodea de sus músicos de sesión más habituales (Ben Keith, Spooner Oldham, Rick Rosas…), su amiga Emmylou Harris, su mujer Pegi y otros amigos cercanos para interpretar casi todo el disco Prairie wind y una selección de temas de sus mejores trabajos campestres, los maravillosos Harvest y Harvest moon. El sonido tan puro y la familiaridad que empapa todo el concierto provocan una gran envidia por no haber podido estar allí de cuerpo presente.

El recuerdo de estas dos películas me reconcilia con Neil Young tras un año en el que sus últimos lanzamientos, el disco de estudio Living with war y el desempolvado concierto de 1970 Live at Fillmore, me decepcionaron.

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