La última obra de Tom Waits, un triple compacto con 30 nuevas grabaciones entre 56 temas que incluyen rarezas cantadas y habladas, no se puede considerar como un álbum por sí solo. Cada uno de los tres discos tiene un tono diferente, una cara y un ambiente propio que enseñan el enrevesado universo de este autor tan extravagante y personal, un genio tan complejo de amar como simple de despreciar. Orphans. Brawlers, bawlers & bastards (Anti, 2006) no deja de ser un capricho, la reunión de viejas y no tan viejas canciones de un Tom Waits con ganas de rescatar del desván piezas tan insólitas como grotescas, un repertorio singular, sin duda, de canciones y fragmentos de voz para emborracharse, dormir la juerga y curar la resaca. Yo soy de los que con el tiempo, y admitiendo que su discografía tiene un par de despropósitos, ha caído bajo el influjo de una luna contemplada con la música de fondo de Tom Waits.
El mayor defecto que presenta el disco es que en su extenso libreto de letras y fotografías no aparece detallada la fecha de grabación de cada tema, lo que impide asociar cada uno a una época y a un disco del que pudo haber sido un descarte. Brawlers (algo así como alborotadores) es tumultuoso, un cóctel de bodega de gargantas y percusiones indomables. Bawlers (gritones, podría ser su traducción) es resacoso, música de fracasados que escuchas para descansar sin que logres descansar. Bastards (bastardos) es un fresco surrealista, una broma con gotas de ingenio entre chistes sin gracia.
Prestarle una escucha a Waits no es carne para todos los estómagos. Entrar en él y dejarse poseer por su fantasmagórica música puede ser siempre una experiencia fascinante. Así es también la triple entrega de Orphans, con todas sus virtudes escondidas y descartadas y todos sus defectos puñeteros. Brawlers cabalga entre los experimentos de Real gone sin perder de vista las mejores melodías de Mule variations y sus primeros discos con Island. Bawlers bucea en la atmósfera de garito de sus álbumes de los setenta con una voz más desgastada por la edad y los vicios. Y Bastards recuerda a lo peor de su producción, partes de Alice y Blood money y su nefasto The black rider, con algún gran corte despistado entre tanto desecho prescindible. Algún tema tradicional, unas pocas versiones (incluidas dos de Ramones) y la gran mayoría de canciones compuestas por Waits y su mujer Kathleen Brennan (el hijo Casey interviene como batería en algunas canciones) son la sangre que alimenta este, pese a sus fragilidades, estupendo Orphans.
Notas:
Brawlers: 8/10
Bawlers: 7/10
Bastards: 3/10
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2 comentarios:
MR. Tom Waits, gran tipo, gran tipo. Pues la verdad, creo q hablano de este hombre, no hay lugar para los reproxes. Como tu bien dices, "no es carne para todos los estómagos". Y ahí se debérían acabar las valoraciones. Es un mago, un tipo honesto como pocos que te presenta su arte, no debería haber escalas para medir a Waits. Obviamente soy seguidor suyo desde hace unos cuantos años y bueno, puede tener discos mas o menos entretenidos, pero llegado un momento dado lo que sale de su cd´s ya no es simple música, es algo mas, la voz amiga y torcida de ese amigo que siempre kisiste tener. Cada disco supone un reencuentro, algo intimo, cada disco viene bañado de su personalidad, no hay concesiones, no hay pasos en falso.
Honestidad.
Apoyo totalmente tus palabras. Mr. Waits está al margen de esas escalas y valoraciones. Es único y es grande. Y a mí me encanta tal como es.
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