A los que sabemos que un músico nos acompañará siempre, quienes una y otra vez (aunque no siempre), en las duras y en las maduras, seremos alumbrados por su voz y el aura que desprenden sus palabras, nos gustará Blinded by the light. No es una película extraordinaria, pero sí tiene dos o tres momentos de extraordinario poder que nos juntan con la fuerza evocadora de la música. Sí, una de las primeras canciones del Boss da título acertadamente al último film de la autora de aquel otro entrañable largometraje, Quiero ser como Beckam. Gurinder Chadha se inspira en las vidas reales de un chico inglés de origen paquistaní y de su familia y amigos a partir del momento en que descubre las canciones de Bruce Springsteen.
Estamos en Luton, a mediados de los años ochenta, estancados por los estrictos rigores de una familia apegada a la tradición de su país, recelosa de quienes la acogen y con el dinero como único norte. No hay mucha esperanza afuera: el paro destroza carreras y vidas y la población rechaza a los extranjeros. Y en esto que Javed escucha al Boss, y sus canciones hasta la fecha, allá por la época del disco Born in the USA, empiezan a conducir su vida, le ayudan a luchar, a tener valor, a sentirse libre y a crecer. Como decía, hay algunas escenas magníficas (el alumbramiento con Dancing in the dark, el flechazo romántico con Thunder road, la alegría de correr en libertad por la ciudad cantando Born to run) que compensan la endeblez de otros aspectos más simples y manidos del guion; son momentos que convierten la vida en un musical, que nos fusionan con la esencia del rock and roll y hacen revivir a aquellos adolescentes que fuimos cuando creimos encontrar en Bruce la respuesta a todo.
Un apunte: al final te enteras de que el joven en quien se inspira la película se convirtió en un hombre que ha visto en vivo a Bruce unas 150 veces en su vida. Apuesto a que en uno de ellas yo también estaba allí.
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