Temí perder a
este buen grupo con su álbum anterior, un errático We’re all gonna die (2016) en
el que se abrían a sonidos chocantes al servicio de canciones planas, pero hoy,
con Passwords (Hub Records, 2018), celebro recuperarlos por no haber
descarrilado. Dawes parecen haber salido frustrados de aquel intento de sentirse
Wilco por un disco, al despiste y experimentales, y han recapacitado para darse
cuenta de que no les conviene pretender ser geniales, de que el traje que mejor
les sienta es el que los viste como digno ejemplo del mejor folk-rock
californiano. Virtud en la sencillez.
Con Passwords,
pese a que se inicie con una turbadora Living in the future, Dawes vuelven un
poco al pasado: al suyo propio de los discos North Hills y Nothing in wrong, y a
los orígenes inspiradores de su esencia musical, representada por el aire limpio
que salía de la obra de los primeros Jackson Browne e Eagles desde las laderas
de Los Angeles. No es redonda la recuperación, y a Taylor Goldsmith, eficaz guitarrista
y compositor, le falta a veces ponerle ganas a la energía vocal. Pero el álbum,
controlado por un comedido Jonathan Wilson que hace algún guiño sonoro a los años
ochenta, desprende un aroma apaciguador.
Nota: 7,5/10
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