Hay
dos temas en Curtis (1970) que no merecen terminar, que puedes seguir
escuchando sin fin hasta que revientes o ya
no
puedas
mantenerte en
pie. Con ellos bailas y te agitas, te arrimas, bebes, sudas, te
sueltas hasta sentirte ingrávido, flotas y vuelas hasta volver a
sentir el suelo bajo tus zapatos. Porque la cara A, el disco, despega
con un ciclón, (Don’t worry) If there is a hell bellow, we’re
all gonna go, y la cara B con Move on up. Qué
poder, qué fiebre. Hace años la sala estaba llena a las cinco de la
madrugada y nos pegábamos unos a otros bailando estas canciones de
Curtis Mayfield; hoy la sala sigue abierta al menos, pero a la misma
hora tienes mucho más espacio para moverte y hace tiempo que no
suenan estos temas. Curtis es un álbum vicioso, con esas piezas
capitales y otras como Miss Black America o We the people who are
darker than blue. Su autor firmó así el primer álbum tras su larga
etapa con The Impressions, dejó atrás canciones de amor y le puso
una combinación electrizante de soul, funk y R&B a sus denuncias
de conflictos raciales y llamadas a la justicia civil. Otro puñado
de discazos hasta mediados de la década nos dieron al mejor
Mayfield.
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