Holly
Golightly, la autora musical, tiene el mismo nombre que Holly Golightly, el
personaje creado por Truman Capote para protagonizar su conocida novela
Desayuno en Tiffany’s. Solo oír o leer este nombre real y ficticio me enciende
la imagen de Audrey Hepburn entre joyas y croissants. Cuando vi la película
Flores rotas, de Jim Jarmusch, descubrí a Holly la cantante, con el fabuloso
tema There is an end al comienzo del film junto a la banda The Greenhornes.
Entonces, a mediados de la década pasada, me puse al día con Holly, londinense
asentada en USA, que ya tenía a sus espaldas más de un puñado de trabajos
discográficos. Rock garajero de sutiles matices, folk costroso de aire vintage
muy del gusto en comunidades indies; por ahí se mueve su música. Sola, con la
formación The Brokeoffs o en otros proyectos, Holly Golightly acumula una
veintena de discos nada despreciables.
Hoy Holly pasa por este blog con motivo de su último disco, Clippety Clop, de nuevo con The Brokeoffs, un curioso y divertido trabajo dedicado a los caballos que, como en su obra es común, trota y cabalga de forma juguetona y eficiente entre estilos abiertos con acentos psicodélicos. Es buena excusa para tomar las riendas y perderse o, quién sabe, engancharse.
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