Yo
no estuve allí tan lejos, en Chicago, y lamento no poder estar el
próximo julio aquí más cerca, en Barcelona, para plantarme delante
de ellos otra vez. O fui demasiado lento o fueron demasiado rápidos
quienes se adelantaron para acabar tan pronto con las entradas
puestas a la venta. No es consuelo esta sesión enchufada en una
pantalla, pero sí supone otra celebración experimentar de cualquier
modo a Pearl Jam en vivo.
Veo
Let’s play two, el documental del fotógrafo y cineasta Danny
Clinch sobre los dos conciertos seguidos que ofreció la banda en
agosto de 2016 en el estadio Wrigley Field de Chicago, hogar de los
Cubs, el equipo de béisbol del que veía todos los partidos Eddie
Vedder cuando era un crío, situado a unos metros de la sala donde el
grupo ofreció uno de los primeros conciertos de su carrera hace ya
27 años y donde Eddie presenció mucho tiempo después las series mundiales, cuya euforia se recoge en el film. Regreso a los orígenes, sobredosis de nostalgia.
Esta
vertiente personal, en especial de Eddie, cubre todo el documento, en el
que desde la ternura y
la admiración hablan los músicos, los aficionados que pasan noches a las puertas del estadio para ocupar las primeras filas, los vecinos que no dejan de tomar sus cervezas en el pub de enfrente, los viejos
jugadores que nadie olvida y los responsables del estadio antes y ahora. En aquellas dos emotivas noches de exaltación a un
equipo, un deporte, un escenario y una ciudad, y de comunión ferviente entre una
banda y su público Pearl Jam tocó 72 canciones, de las que apenas
una veintena aparecen en el documental. Seguir a Pearl Jam en pleno
éxtasis musical me muestra hoy a un grupo que hace de un estadio o
un gran recinto su auténtico espacio natural, el lugar que la ha
convertido para mí en una de las bandas de mi vida.
2 comentarios:
Pues eso ... una de las bandas de la vida de mucha gente independientemente de lo que el tiempo pueda afectar a la musica, los sentimientos, las sensaciones y la frescura de una propuesta.
Tú lo has dicho. La frescura también tiene caducidad, la memoria nos ayuda a no perder su sensación del todo.
Publicar un comentario