No
deja de interesarme el momento en que un buen músico, después de
numerosas obras de acierto y alta calidad, sufre un bache, se estanca
en una fase en la que no sabe bien adónde mirar o incluso se echa a
perder; algunos pasaron por esas etapas y regresaron tarde o temprano
al elevado nivel del que habían caído, pero otros se fueron
alejando poco a poco de su mejor versión y nunca más volvieron a
recuperarla. Creo que Rod Stewart es uno de ellos, del
que hay que lamentar que hace cuarenta años perdiese la fuerza
gamberra de sus primeros discos de los años setenta (tras salir del
Jeff Beck Group y mientras aullaba rock and roll también con Faces)
y se reciclase luego en un intérprete pop de audiencia adulta hasta
degenerar en un insípido cantante de standards americanos. Este
álbum de 1977, Foot loose & fancy free, aún conserva algún
latigazo enérgico
(Hot legs) del pasado más inmediato
y alguna decente balada, pero a Rod se le nota ya oxidado en
temas largos sin mucha gana. Muy poco de lo que grabó a continuación
(salvemos un espléndido Unplugged) se salva de la quema.
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