Ahí está la música para descubrirla, en cualquier momento y lugar. Para atraparla o que te atrape. The Lost Brothers tienen discos con bonitos títulos: Hasta la vista John Fante, Nuevas canciones del amanecer y el polvo o A medio camino hacia una curación, que es el último que han publicado. Apetece escuchar que hay detrás. Con este Halfway towards a healing (Bird Dog, 2018) conozco a estos dos amigos irlandeses, Oisin Leech y Mark McCausland, que llevan diez años componiendo, cantando y girando. Han acabado en Tucson, en el estudio de Howe Gelb, para grabar una deliciosa colección de canciones. Sí, allí en la arena, han llevado el desierto a su disco, una amplitud y un silencio que transmiten finas acústicas, un apagado bajo, una percusión lejana y melancólicos violines, con voces de cristal que proporcionan calma. Son más callados que Calexico, me recuerdan más a unos Giant Sand más melódicos y podrían llegar a confundirse con Milk Carton Kids, aunque, por qué no, remiten a ecos de Pat Garrett y Billy the Kid. Algo de volumen les daría a los ‘hermanos’ un eco más robusto. Pero no importa.
Nota: 7,5/10
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