Antes de que
Wilco se convirtieran en marca, en un sello avalado con prestigio por su afán
de experimentación en las tolerantes parcelas rockeras… antes de que en su seno
entraran el malogrado Jay Bennett para crear nuevas texturas sonoras y el retorcido
guitarrista que es Nels Cline para extraer florituras de su instrumento, la
banda de Chicago era un sólido pilar del sonido y estilo americana, esa actualización
de esencias country y folk espolvoreadas por el rock. Por eso su primer álbum
(y también el segundo) nos revelan a un grupo muy apegado a su tradición de
country-rock americano. A.M. (1995), que se acaba de reeditar y
remasterizar, fue el debut discográfico de Wilco, un año después de la abrupta
disolución de Uncle Tupelo, donde habían crecido Jeff Tweedy y John Stirratt.
A.M., recuperado ahora en los auriculares, me suena luminoso, con el paso firme,
complaciente con las audiencias originales de Uncle Tupelo y con ligeros destellos
de atrevimiento que serían más frecuentes en Wilco unos pocos discos después.
Además, el álbum guarda una de las joyas más valiosas de la cosecha Tweedy,
Should’ve been in love.
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