¿Qué
motivos justifican la reedición de un disco 25 años después de su
publicación? ¿Se trata de una obra extraordinaria que debe o
merece ser
recordada y recuperada cada cierto tiempo especial? ¿Por la
nostalgia que trae el cuarto de siglo más viejos que somos todos,
que es más tiempo que una década y bastante menos que cincuenta
años? ¿O la necesidad de hacer caja e inyectar liquidez a la cuenta
corriente del
músico?
Valen estos argumentos, y habrá más. De aniversario, con
su correspondiente reedición y remasterización ampliada, está
Automatic for the people, grabado en 1992 por REM, justo después del
superventas Out of time que sacó a la banda de Athens del culto de
los círculos universitarios y la convirtió en un conjunto con
estatus de primera categoría. Stipe y compañía ya tenían siete
discos y luego harían otros siete hasta su disolución en 2011.
La
curiosidad de volver a escuchar este álbum, una obra
tirando
a aburrida (no aguanto Everybody hurts),
me hace reflexionar un rato sobre los propios REM, una banda de
elevado reconocimiento y que, sinceramente, con el curso de la música
pop en las últimas dos décadas y el paso de las generaciones, no
creo que se la eche mucho de menos. Dudo
que en una reunión de antiguos alumnos de la universidad a alguno le
entraran hoy las ganas de pinchar sus discos para
ponerse a brincar con Shiny happy people o The one I love.
REM
nunca me han dicho gran cosa. Me gustan Monster y New
adventures in Hi-Fi,
además del exitoso Out of time, y en
cada álbum hay uno
o dos golpes fuertes nada más entre un conjunto irregular
y
olvidable.
No
es que me cayeran bien, tampoco mal. Su música hizo
burbujas durante un tiempo y se fue desintegrando. Que pusieran fin a
su larga carrera creo que fue un acertado paso para ellos mismos. Y
me
pregunto por qué diablos tengo un puñado de sus discos.
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