Desde
la defunción de Led Zeppelin Robert Plant ha grabado catorce discos:
flojos en general en la década de los ochenta, hasta cinco;
pseudozeppelinianos en los noventa, cuando se reencontró con Jimmy
Page para levantar dos álbumes irregulares y
alejados de la inspiración pasada;
y
más
que aceptables en los diez años siguientes, entre ellos el exitoso
Raising sand en compañía de Allison Krauss y con el sello de T Bone
Burnett. En sus dos últimas obras se ha rodeado de la misma
banda,
The
Sensational Space Shifters,
una
formación que tanto al álbum anterior como a
Carry fire (Nonesuch, 2017) arroja
una mezcla de capas sonoras y variados trucos instrumentales
proclives al mestizaje y la psicodelia, una fórmula que parece mojar
de aceite una música de raíz de la que brota denso humo. Por
fortuna, Carry fire, superior a su predecesor, deja abiertas grietas
por las que el blues y el rock se hacen imponer. A veces parece que
Daniel Lanois, con sus ecos metálicos, podría estar produciendo el aparato, pero no, Plant
manda, con su voz reposada,
en un disco notable.
Nota:
7,5/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario