El
más comedido
y
menos polémico miembro del supergrupo por excelencia, CSN&Y,
el menos ambicioso y seguramente por ello el más olvidado,
es también autor de una más
que digna carrera
en solitario. No
ha sido tan prolífica ni cambiante como la de Neil Young, no tan
precipitada
como la de Stephen Stills y es menos irregular que la del
impredecible David Crosby, con quien compartió discos fuera del
cuarteto en
los setenta,
allí donde la convivencia explosiva
de egos fue la clave de sus fabulosos años de unión y motivo de sus
rupturas. Graham Nash grabó su primer disco en 1971, Songs for
beginners, con la
estela de
CSN&Y
en auge, ayudado por sus propios amigos de banda y por gente como
Jerry Garcia, Rita Coolidge o Bobby Keys. Nash, que sobresalía como
voz armónica más que como solista, acababa de romper con Joni
Mitchell, del que era inseparable, y deja arrastrar hilos de
nostalgia. El álbum, corto, sencillo, directo y bonito, es un hijo
de su tiempo revuelto, que dispara con Military madness y se despide
con Chicago y We can change the world. Graham Nash solo grabó seis discos
él solo hasta el año pasado.
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