En
mitad de un año de notables, muy notables, álbumes firmados por
autoras con marcada personalidad, emerge deslumbrante (cegador casi)
el
perfil prominente
de
una mujer menuda, sutil
aspiradora de estilos y estilo, género, en sí misma desde la sólida
fortaleza
de su independencia.
Ani DiFranco
es otra de esas figuras musicales que lleva mucho tiempo
acompañándome, por
las que la música nos recuerda cada poco tiempo la asombrosa
facilidad que tiene de hacernos ver las cosas claras en momentos
oscuros. Más
de veinte años, más
de veinte discos,
un par de directos e incontables sensaciones nos
unen.
Binary (Righteous Babe, 2017) me entrega a una autora
sublime con uno de sus álbumes cumbre.
Desde
la desnudez acústica de su primer álbum hasta el
prodigioso ensamblaje de sonidos, géneros y atmósferas que empapan
esta última
obra, Ani
ha demostrado (casi siempre con acierto, alguna vez apagada) que ni
tiene límites ni hay recursos ni herramientas que se le resistan.
Con
soltura y viveza, Binary
salta del funk al soul, juguetea con el folk y amaga con el jazz o el
hip hop.
Con
una buena gama de flecos y adornos instrumentales que vigorizan cada
tema (ojo a Pacifist's
lament, Zizzing, Telepathic o Sasquatch).
Ah,
admirable
siempre. Ani. Única.
Nota:
9/10
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