viernes, mayo 05, 2017

VOLUME ONE 439: PLEASURE (FEIST)

Te da la impresión de que falta algo en cada tema y de que los instrumentos no se atreven a entrar, pero hay en verdad sonidos de sobra (los suficientes), y si irrumpen solo unos segundos es porque no es necesario que persistan más. Crees que una guitarra seca sobre la que los dedos saltan y rebotan podría expandir su eco y darle grosor a una canción, aunque bien visto esa canción no precisa de más ropajes. Intuyes que un tema va a seguir un curso determinado y de repente cambia de corriente con un imprevisible salto de ritmo o giro instrumental. Lo encajas como un disco desnudo y crudo, cierto, pero bajo su superficie yace una secreta calidez. Estas son algunas paradojas que despierta(n) la(s) escucha(s) de Pleasure (Interscope, 2017), la vuelta al estudio de Feist seis años después del excelente Metals con una obra desconcertante, tan excéntrica como contenida. Del juego de contrastes sale bien parada, por su capacidad de absorción y una latente conmoción que consigue salir a flote.


Puede recordarme a una primitiva PJ Harvey por el rasgueo frío de las cuerdas, o a Bill Callahan por la forma en que con economía instrumental y calculada habilidad vocal alcanza una profunda expresividad. ¿Indie rock experimental? ¿Vanguardismo estético? Feist, de la que hoy parece anómalo aquel bonito y optimista single que era 1234, ha grabado un artefacto (me parece el término apropiado) atrevido y atrayente (magníficos temas Century, Lost dreams y Get no high, get no low), quizá algo espeso en su conjunto, pero satisfactorio.

Nota: 7,5/10 
 

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