Las
velas se encienden despacio. Todavía. A veces voy a las fotos y me
sorprendo con su crecimiento, las formas en que cambiamos él y
nosotros, cómo
yo crezco dentro de él. Los
dedos que se alargan y el estómago que se rebaja, los ojos que saben
expresarse y los dientes que ríen
inocentes.
El chasquido de la memoria y los besos y aplausos espontáneos. La
caricia de la noche y la luz que le da el día. Con él adelante en
los primeros pasos del camino de la vida. Aún sigo peleándome con
quien era y con cómo ha cambiado casi todo. Tú el primero, chaval.
Y lo que queda. Feliz cumpleaños, Leo.
martes, marzo 28, 2017
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