jueves, enero 05, 2017

NOSTALGIA DE LA AGUJA


Clic. Baja la aguja a cámara lenta, con delicadeza. El crujido fino. El silencio expectante. La descarga explosiva de la música en el oyente impresionable. Aquello era magia, sonase lo que sonase. Aquello.


Ahora más que nunca asumo con resignación la desazón de la caducidad. Sin agujas ni crujidos, con prisas y demasiado ruido, la música pierde la garra de su seducción. Y ya no es tan fácil impresionarse.


Una gritona exitosa y una perla tostada de R&B, el lejano gruñido de los descamisados de Seattle, un estilizado folk rock cantado en francés, las grabaciones perdidas de un Byrd de corta duración.


Primeros platos para el comienzo del año a la espera de redescubrir manjares o encontrar satisfacciones. O de que vuelvan a brotar con fuerza y fe las ganas. De escuchar y de escribir.

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