Por
encima de los nombres (de los nombres infalibles también) siempre
está un grupo, un equipo. Todo ha de funcionar si detrás responde
bien un conjunto. La música americana tiene unos cuantos currantes
fantásticos que hacen que una obra digna pueda llegar a ser una obra
magnífica. Son artesanos con envidiable curriculum que todo autor(a)
desearía tener al lado una vez para dar mayor brillo y
respetabilidad a su carrera. Tift Merritt ha contado con los
guitarristas Marc Ribot y Eric Heywood, la bajista Jennifer Condos y
el baterista y percusionista Jay Bellerose para su último álbum,
Stitch of the world (Yep Roc, 2017). La guinda de la formación la
pone Sam Beam (Iron and Wine) en voces de apoyo en la mitad de las
canciones, las diez del disco hermosas. Traveling alone (2012), su
anterior trabajo de impecable factura, tiene ahora sucesor a su
altura, un disco de belleza cristalina (Dusty old man, My boat,
Eastern light), disco de maestros.
Nota:
8/10
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