Communion
es el nombre (perfecto) escogido por un grupo de músicos británicos
y estadounidenses para compartir durante dos semanas, en el invierno
de 2014, la experiencia de interpretar música en vivo en una gira de
carretera desde Austin hasta Boston. Se montaron unas 20 personas en
cinco furgonetas Volkswagen para recorrer 3.000 millas y ofrecer una
decena de íntimos, intensos y generosos conciertos. En un documental
de 70 minutos, Austin to Boston, recogieron aquella vivencia
inolvidable, aquella hermosa comunión de creación, libertad,
amistad y música. Con Ben Howard, The Staves, Bear's Den y Nathaniel
Rateliff como protagonistas.
James
Marcus Haney dirige el film desde muy cerca: en el interior de las
furgonetas, junto al sudor de los músicos en el escenario, en sus
pausas y reflexiones, en sus recuerdos al borde de las carreteras o
con la vista puesta en un grupo de aves que emprenden el vuelo, en
los momentos de alegría junto al fuego en una noche de invierno y
sobre las melodías de las canciones que salen de sus entrañas. Es
emocionante, un tanto idílica, la aventura, un paréntesis en mitad
de la vida para abrazarse al embrujo de la música y desentrañar los
misterios que nos definen.
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