Desborda
pasión porque está creada con pasión. Por el cine y la música, el
jazz, no tan eternos como deseamos. Se enamora uno de los personajes
porque la película está enamorada de ellos: un hombre y una mujer
que una vez fuimos, en busca de un sueño que se perdió en el camino
o se cumplió a medias o lo tenemos pendiente o para el que hemos
nacido. La La Land, con la entrega que le damos a su belleza y el
perdón que otorgamos a sus defectos, es bonita (sus canciones, su
estética, su ilusión), es buena (sus actores, su ritmo), es hábil
(su guión, su montaje) y es inteligente (su facilidad para meternos
en su montaña rusa, en su propia vida). Pero… yo no me contagio de
su pasión, la barriga no me hace cosquillas ni el corazón se me
sale del pecho. O es que ya nada es lo que era.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario