Me gusta que Scarlett haya confiado en músicos que huyen de la sencillez y la primera fila de la popularidad para crear una superficie sonora que para nada casa con la imagen precisamente popular de una actriz estelar de Hollywood. Aquí no hay baladitas ni estructuras sobadas, no hay estribillos de manual ni clichés de radios comerciales. Lo que hay es ruido y capas de sonidos de la naturaleza, leves distorsiones y velos gruesos de adorno musical con percusión y viento. Scarlett y Sitek han ido a su bola, incluso han escogido temas muy secundarios del amplio catálogo de Tom Waits. Bien.
Me gusta menos que ese manto de música misteriosa tienda a ahogar las canciones pese a no lograr oscurecer su enfermiza hermosura (I don’t wanna grow up, Town with no cheer, Falling down o Fannin Street, las dos últimas con apoyo vocal de David Bowie). También la voz nada seductora de la actriz protege sus claras limitaciones artísticas gracias a los efectos de la sobrecargada producción. No está mal este disco de todas formas, se agradece su riesgo y marginalidad, aunque yo no lo recomendaría. A la crítica experta le habría gustado más si lo hubieran firmado unos Flaming Lips, por ejemplo.
Nota: 6/10
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