viernes, enero 25, 2008

SOUNDTRACK 54: ONCE

Algunas de las películas que he visto hace poco tienen la música como importante componente. La irlandesa Once (John Carney, 2006) es otra más. La mencionó primero el ascensorista, quien alabó su sencillez por encima de cualquier virtud, defecto o todo lo contrario; después la vio Red Stovall y compartió impresiones, aunque con un grado más alto de entusiasmo. Fue buena idea suya la de que nos reuniéramos seis amigos delante de su gran televisor para asistir a una sesión nocturna de Once, recién adquirida desde el otro lado del Atlántico.

No es difícil encontrarle a este film similitudes acertadas. Uno se acuerda de Breve encuentro (David Lean, 1945) y también de Antes de amanecer (Richard Linklater, 1995). El marco no se parece al de ninguna de estas dos películas, sólo sus puntos de partida; aquí el Dublín de nuestros días reúne a un músico callejero con su guitarra a la espalda que trata de olvidar una frustrada relación sentimental y a una inmigrante checa con hija y madre de la que se hace amigo y que la ayudará a grabar una maqueta musical en pocos días. Conversaciones sencillas y canciones intensas unirán por poco tiempo a estos dos personajes, sin enredos ni complicaciones en sus vidas tranquilas en busca de un refugio para la felicidad.

La espontaneidad de todos los actores no profesionales que intervienen en Once la acerca con íntima complicidad al espectador. El músico Glen Hansard, líder de los irlandeses The Frames (banda de la que formó también parte John Carney) y su ahora compañera musical Markéta Irglová inyectan de naturalidad a los seres que interpretan, ellos mismos en realidad, dos personas cualquiera de las que uno se hace amigo sin conocerlas y quiere saber más de ellos al cierre de la película. Once alarga demasiado algunas canciones (bonitas, por otra parte) y pinta su segunda parte como una especie de apresurado cuento de hadas un poco increíble, pero se disfruta por su sencillez máxima a la hora de presentar, narrar y querer una simple historia y sus confortables personajes. No da para más y tampoco lo pretende.

1 comentario:

Kimono dijo...

Me gustaría poder oír esa maravillosa banda de sonido que describes.