martes, junio 19, 2007

SOUNDTRACK 35: BLACK SNAKE MOAN

En algunas salas de cine españolas se está proyectando, en la mayoría de ciudades no. La distribución de películas de corte comercial en las urbes medianas o pequeñas es un eterno misterio en este país, pero esa es otra historia. Así que hay que ver a través de otros canales films como Black Snake Moan (Craig Brewer, 2006), película de propuesta cuanto menos atrevida y morbosa, de resultados tristemente decepcionantes, aunque con un componente extra que sí alcanza una nota superior al aprobado, su banda sonora. Su suma por tanto al grupo de obras cuya selección de canciones le toma una enorme delantera a la calidad de las películas, como le ocurre a todas las firmadas por Quentin Tarantino, por poner un ejemplo.

La historia se resume en el cruce de personajes contrapuestos: el casto, religioso y recién divorciado personaje al que da vida Samuel L. Jackson retiene en su casa aislada en el bosque a la desbocada ninfómana con novio que interpreta Christina Ricci encadenada a un radiador después de haber recibido una paliza y ser arrojada a un camino. La relación que les une servirá para que cada uno encuentre su redención y el blues, ese blues tan curativo como castigador, les ayudará a transformarse, ¿a sanarse? Problema: no hay quien se crea ni los personajes ni sus intenciones. Jackson ya está demasiado acostumbrado a actuar por inercia y Ricci, esforzada de físico, resulta poco convincente como veinteañera provocativa adicta al sexo y, mira por dónde, hasta con trauma infantil, qué original. Pese a que el director confiere un poco de vigor a algunas escenas donde el sexo o la música cobran relevancia, el conjunto acaba por resultar ridículo.

Ahora bien, en el score compuesto por el joven autor de blues-country alternativo Scott Bomar se encuentra el punto fuerte de Black Snake Moan. La música pantanosa, de cuerdas metálicas y puntiagudas y percusión misteriosa refuerza los pasajes climáticos de la película. No sólo eso, suena intercalada con piezas de blues tradicional modernizadas y otras canciones de artistas y bandas incluidas en el estilo denominado desde no hace mucho nu blues, como R. L. Burnside, North Mississippi Allstars o The Black Keys. Incluso Samuel L. Jackson ejercita sus intimidantes cuerdas vocales para convertirse en un convincente cantante de blues-rock en cuatro cortes. Dice su personaje en un momento de la película que el lamento de la serpiente negra se destapa en su interior y se manifiesta en forma de blues. Gran blues.

1 comentario:

el dijo...

Pues me sigue apeteciendo verla,

Saludos.