En primera línea del country rock o americana desde su venerado Car wheels on a gravel road (Mercury, 1998), Lucinda puede permitirse el lujo de ser retratada por Annie Leibovitz en la cubierta de su nuevo disco con el cielo lluvioso a su espalda y malhumorada e intimidante junto al coche cubierta por su chupa de cuero. Su música, extendida en casi 70 minutos, no anima a estar muy alegre. Porque reposa densa y parsimoniosa sobre canciones que hablan de las cosas que se han perdido, de las promesas falsas y de los cambios que es necesario afrontar.
Lucinda canta de resaca, se cabrea si hace falta, como en las furiosas Come on o Unsuffer me, se dulcifica sin maquillajes en Are you alright? o Where is my love? y se volcaniza en la sublime cúspide que es Wrap my head around that. Los créditos de su nuevo gran disco incluyen a un puñado de guitarristas que vuelven a componer un exquisito entretejido sonoro, al productor Hal Wilmer, reconocido por sus trabajos de tributos, y a dos enormes monstruos de la sección rítmica como Jim Keltner en la batería y Tony Garnier, el socio más duradero de Bob Dylan, en el bajo, además de un muy bien entrometido Bill Frisell. Otra medicina para perderse en cualquier carretera.
1 comentario:
hondura emocional , west es una mixtura de Essence y World without tears.
Aunque jim garry y la mayoría de la gente prefiera car wheels on a gravel road ( seguro que su mejor disco), las cicatrices que provoca Essence no las cambio por nada del mundo.
Il Cavaliere.
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