miércoles, abril 25, 2018

SOUNDTRACK 210: TODO ES UNA MIERDA


En la adolescencia creemos muchas veces que a nuestro alrededor todo es una mierda: los padres que no nos comprenden, la familia con la que hemos perdido la sintonía, el instituto que no nos educa como creemos que debería, las chicas o chicos que nos gustan pero que nos ignoran, una sociedad hostil que nos hace perder el tiempo. Y lo decimos en voz alta: “Todo es una mierda”, casi siempre conformándonos con lo que hay. Una joya de serie servida por Netflix, Everything sucks! (Todo es una mierda), retrata de manera inteligente y entrañable, en un ejercicio de nostalgia que nos devuelve a mitad de los años noventa (cuando Star Wars reanudaba su saga por el primer capítulo y las páginas de internet tardaban un siglo en cargarse), un rincón de ese mundo angustiado e inocente de la adolescencia en un aburrido pueblo de Oregón, Boring precisamente.

Luke es un encantador niño aficionado al cine, abandonado por un padre del que guarda consejos vitales grabados en cintas de vídeo que vive con su madre, Sherry, una azafata de vuelo que casi siempre está volando. Kate, cámara en el canal de televisión del instituto, es la chica de la que Luke quiere ser novio, vive en un mar de dudas respecto a su sexualidad y su padre, el director del centro, un torpe y bonachón viudo, no le es de mucha ayuda. Tyler y McQuaid son los amigos de Luke, un payasete sin muchas luces y un rarito estirado, los chicos a los que nadie se quiere acercar. Oliver y Emaline son una pareja de aspirantes a actores que convierten su rutina en dramáticas interpretaciones teatrales, engreído y fanfarrón él, provocadora pero en verdad frágil ella.


No os cuento más que esta descripción. Bajo esta capa hay mucho más que apariencias. Everything sucks! no ha tenido suerte, es decir, audiencia, y Netflix la ha cancelado tras la primera temporada. Pero dejaos convencer por el recuerdo de lo que fuisteis (como muchos hicimos hace décadas con otra serie, The Wonder Years), porque Todo es una mierda revive a los adolescentes que todos fuimos y a los que hoy son, con la amistad por encima del amor, hombros dispuestos en los que apoyarnos cuando nos sentimos a la deriva, un enfoque honesto, varias risas, algún que otro nudo en la garganta, unos actores fantásticos y unas cuantas buenas canciones (Oasis, Tori Amos) dignas de ser banda sonora de nuestras vidas.

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