Hace unos
años tuve un golpe de fiebre funk, de la que recaigo a veces. Accedí a mucha
música negra de los años sesenta y setenta, muchos ritmos urbanos y artistas de
primera, segunda y tercera fila con los que me dejé mojar de sudor y ganas de
baile evasivo. Me informé de varias colecciones y recopilaciones editadas en
los últimos quince años, la mayoría muy bien presentadas y documentadas, y adquirí
volúmenes de algunas de ellas. Una de las más atractivas es Pulp Fusion,
editada por el sello británico Harmless, de la que no sé exactamente cuántos
capítulos tiene, aunque yo he visto al menos once de sus coloridas portadas que
reproducen icónicas imágenes de la cultura y el cine blaxploitation. Estos días
en los que no tienes muy claro con qué música tienes ganas de distraerte, rescaté
uno de esos volúmenes, el 7, subtitulado The harder they come, con el que
enseguida volví a empaparme de los viciosos encantos rítmicos y vocales del
funk y sus estilos hermanos.
A lo largo
de la colección completa se suceden autores de alta gama y también nombres
menores igualmente fantásticos. Haceos una idea y lanzaos de cabeza a esta
fiebre de fusión ‘pulp’: Reuben Wilson, Herbie Hancock, Kool & The Gang, Grant
Green, Minnie Riperton, Ramsey Lewis, Booker T & The MG’s, The Beginning of
the End, Gary Bartz, Magnum, Betty Davis, Jack McDuff…
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