lunes, julio 31, 2017

SHEPARD

Hubo una etapa en la que quise abarcar la obra escrita de Sam Shepard, cuanta más, mejor. No había demasiada publicada en castellano y por entonces yo no era muy amigo de leer en lengua inglesa. Busqué qué se podía encontrar de primera y de segunda mano y me hice con algunos ejemplares. No todo estaba a la altura de lo que en su momento me había cautivado tanto, pero aquello que me gustaba, me gustaba muchísimo, una barbaridad. Aún tengo cuentas pendientes con su obra, con sus piezas teatrales sobre todo. Iré saldando deudas algún día, en alguna otra etapa. Hoy que se ha ido, hoy para siempre, le agradezco varios libros (si escojo uno me quedo con El gran sueño del paraíso), algún guión (el de Paris, Texas por encima de todos) y un personaje (el del vaquero fuera de tiempo y lugar en Llamando a las puertas del cielo).

martes, julio 25, 2017

LIVE IN 205: DESEAR QUE SALGA UN DISCO

Esto es algo que tiende a desaparecer, un anhelo permanente en el fondo de nuestros instintos primitivos pero que el curso del tiempo y las costumbres de nuestra era y la acumulación de obligaciones o preocupaciones se empeñan en aniquilar. No siempre lo consiguen, pero ya no es como antes, que echabas la cuenta atrás para llegar a la tienda el primero el día clave y llevarte la música corriendo a casa.


Te enteras del lanzamiento próximo del nuevo disco de un artista que conoces (de uno, de otro, de cualquiera) y te dices: a) ¿pero aún sigue vivo?, b) ¿a estas alturas qué tienes que contar?, c) ya no me interesa lo que tengas que ofrecer, tío, d) ¿¡otra vez tú!?, e) bueno, si me cuadra le doy una escucha, f) vale, nunca es una pérdida de tiempo volver a escucharte, g) ah ah ah, quiero oírte de nuevo cuanto antes, ah ah ah, deseo impacientemente que salga el disco…


Sí, aún es posible seguir sintiendo esto. Deseo que salga (para escuchar, palpar, guardar y volver a escuchar) el nuevo disco de Iron & Wine. Finales de agosto, el día 25.

jueves, julio 20, 2017

VOLUME ONE 445: BAREFOOT IN THE HEAD (CHRIS ROBINSON BROTHERHOOD)

Me pregunto si estos tíos viven en una comuna en medio de la naturaleza dedicados todo el día a grabar canciones y guardar improvisaciones, a ensayar y dejarse llevar por el influjo de la música en plena libertad, lejos de los ruidos del mundo urbanizado; quizá se dedican también a cultivar huertos o adecentar los caminos que conducen a sus cabañas, por ejemplo, para llenar el tiempo libre que otorga la paz espiritual. La hermandad de Chris Robinson sigue produciendo a ritmo de dos o tres obras por año. Me confundo ya, no sé qué es oficial, qué es estudio y qué directo, qué es trabajo individual o qué forma parte de una serie de volúmenes. Barefoot in the head (Silver Arrow, 2017) se vende desde hoy, y como toda la obra anterior de Chris Robinson y su cuadrilla desde 2002 contiene piezas muy subrayables. Diría uno que el grupo compone y crea por inercia, pero el caso es que su música suena de lo más seria y trabajada, abierta a que el rock, el blues, el folk, el country, la psicodelia o el boogie fluya por su organismo. Sí, buenas canciones, como en sus discos anteriores, pero demasiado compacta, sin que uno o más temas por separado alcancen la condición de memorables.
 
Nota: 7/10

domingo, julio 16, 2017

GREATEST HITS 196: IN GOD'S COUNTRY (U2)

Puestos a escoger, a extraer placeres supremos entre una cosecha de sublimes regocijos, nos dejaremos vencer por las debilidades, por pequeñas joyas entre grandes tesoros. Apuesto a que muchos, sí, muchos, nos revolcamos en el éxtasis al oír In God's country en mitad de la obra maestra que fue, es y seguirá siendo The Joshua Tree. (Sí, hoy puedo, de nuevo, constatar su grandeza al volver a escuchar el disco de corrido, una obra al que su momento, sus actores y el paso del tiempo en las propias venas de U2 han convertido en un trabajo perfecto). Pues eso, que In God's country y su galopante ritmo todavía nos hacen volver atrás y mirar nuestra vida desde la ventanilla. Así como la veis y oís aquí, un poco primitiva, justo como en aquellos tiempos, nada de revisiones sofisticadas de los días digitales.

jueves, julio 13, 2017

BONUS TRACK 178: NOTHING BUT A BURNING LIGHT (BRUCE COCKBURN)

¿Por qué me apetece compartir y recomendar este disco? Bastaría esta razón: porque está muy bien. ¿Hace falta algo más? No. Bueno, algún argumento más. Porque Bruce Cockburn no ha pasado por este blog y entre su treintena de discos desde 1970 hay un manojo aconsejables que merecen ser recordados y difundidos. Nothing but a burning light (1991) es uno de ellos. Y You've never seen anything o Life short call now, los dos ya en este siglo. T Bone Burnett está en la producción, de guitarras afiladas y entornos nebulosos. Colaboran Booker T., Larry Klein, Jackson Browne, Sam Phillips y Jim Keltner. Cockburn, canadiense bien querido en su país, es una de esas figuras musicales que pasan de incógnito y que conviene no perder de vista, de los que es bueno saber que siguen ahí.

lunes, julio 10, 2017

VOLUME ONE 444: BIG BLUE (GOLD STAR)

Aquí merece la pena detenerse un rato. No por algo en especial, la verdad. Atrae esta imagen: el salón del hogar donde el músico ensaya, quizá de espaldas a la ventana por la que golpea la luz del sol cegador de un día de verano californiano capturado en múltiples gamas de gris. ¿Qué música hay detrás? Gold Star esconde al joven Marlon Rabenreither, compositor de rodaje en escenarios y resacas en Los Ángeles, por donde ha arrastrado con los destellos vaporosos de su voz y su guitarra la melancolía latente de sus canciones. Big blue (Autumn Tone, 2017) es su álbum. ¿Algo inusual, algo atrevido, algo memorable? Nada de lo que ahora podemos decir que perdurará. Pero, en su propia altura y también en sus miradas heredadas, suena muy bien. Folk-rock y todo cuanto lo alimenta. A ver a quién o a quienes os recuerda.


Nota: 7/10

sábado, julio 08, 2017

LOS 40

Todos los días alguien llega a los 40, a los 40 años. Felicidades. Ya has llegado algo lejos, desde luego. Has vivido lo suficiente y de tal manera que sabes si lo que has obtenido hasta ahora te lo has merecido, si el destino ha sido generoso o cabrón contigo, si te ha repartido alegrías y desventuras por igual. Miras atrás y todavía te ves un crío, un mozuelo que aún despierta a la vida; miras adelante y empiezas a trazar en un papel las líneas que construirán el refugio de tu retiro. Ni joven ni mayor, aunque prefieres que alguien en la cola del autobús o de la tienda te vea como un chico y te hundes si un mocoso que no sabe cómo utilizar un bolígrafo te llame señor. Ya casi nada es como antes. Lo que venga no tienes ni idea de cómo será. Deja que venga. 

Lo dicho, felicidades. Y no dejes de poner la música bien alta, dentro o fuera de ti.

martes, julio 04, 2017

BOOTLEG SERIES 56: I BELIEVE TO MY SOUL

Valioso tesoro. Escribe el productor que reunió a estas cinco figuras del soul, Joe Henry, que “este es un nuevo disco de soul hecho al modo clásico, no una recreación de música soul clásica”, que es “música impregnada de tradición interpretada sin ninguna reverencia particular por ella”. En 2005, los cinco pasaron por los estudios Capitol de Los Angeles durante apenas una semana para dedicarse a eso precisamente, a sentir el soul para que emanara de ellos de forma natural y fluidamente apasionada. El resultado fue la primera sesión de una serie que (creo) no se ha alargado desde entonces y que, de haberlo hecho, habría tenido a otros protagonistas.

Billy Preston y Allen Toussaint ya no están entre nosotros, y, si repitiesen, Mavis Staples, Irma Thomas y Ann Peebles tendrían que apoyarse en otros ilustres compañeros. I believe to my soul recoge aquellas grabaciones. Son exquisitas canciones que se reparten las voces principales, aunque prácticamente todos intervienen de algún modo en cada tema. Los brillantes y avezados músicos de sesión que abrigan a los cinco contribuyen a crear una colección deliciosa de finas joyas, música que es freno y relajación frente a los nervios apresurados de nuestros días. Placer.

sábado, julio 01, 2017

VOLUME ONE 443: A MAN APART (BEN OTTEWELL)

Quienes desde hace casi dos décadas hemos seguido los pasos de la banda Gomez, sus singulares travesías musicales que agitan el rock y el blues a través de un retozón filtro indie, hemos visto quizá en Ben Ottewell, uno de sus vocalistas y compositores, a su miembro más destacado. Puede que se deba a su voz granulada de evocación bluesera, la más expresiva y reconocible entre las de los tres cantantes del grupo. Ottewell empezó en 2011 (año, por cierto, del que data el último disco de Gomez) a trabajar sus propias piezas y este año va por su tercer álbum. A man apart (Sunday best, 2017) destapa a un autor más controlado que en su grupo y menos dado a las florituras sonoras, conductor de canciones menos indies y más puramente próximas al rock y al folk. El disco, con un par de cortes muy acertados (Watcher, Steal away), se recibe tan bien como enseguida se olvida.
 
Nota: 6,5/10