miércoles, octubre 12, 2016

VOLUME ONE 416: DAY BREAKS (NORAH JONES)

Con Norah Jones soy de los que se alienan a su lado. Desde el primer día, cuando su inocente voz sobre el tibio piano que sedaba el álbum Come away with me (2002) descubría a una joven pianista recibida por la puerta grande del jazz vocal para todos los públicos. Casi una cría era (23 años), con el recelo que provoca la frescura desconcertante de la juventud en terrenos de tan largo recorrido y de círculos elitistas (en ocasiones intransigentes) como el jazz. Cierto que el producto era fácil, comercial, bien fabricado para el estómago complaciente de pijos, modernos, demás gente cool y oyentes poco exigentes, vómito de puristas del género y puristas en general. Han pasado los años y hemos escuchado a una Norah Jones cada vez más adulta, sin subirse aún a trampolines altos ni desmarcarse de fórmulas eficientes, pero con discos cada año mejores, hasta la cima en la que se incrusta esa joya más arriesgada que es Little broken hearts (2012). Day breaks (Blue Note, 2016) nos devuelve a Norah en modo cool, arraigada a sonidos y climas que flotaban en su primer trabajo pero con más cuerpo y oficio, más liberada ella con aproximaciones más directas a un jazz menos cómodo o inclinaciones al rock acompañado de vientos. Entre el grupo de compañeros de estudio, ojo, contamos a gente como John Patitucci, Tony Scherr, Lonnie Smith, Brian Blade y Wayne Shorter. Más que bien.
 
Nota: 7,5/10

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