domingo, octubre 09, 2016

LIVE IN 194: FABIÁN, A CORUÑA 2016

Noche de música frágil y calidez emocional en el rincón del Bâbâ Bar de A Coruña. Silencio ambiental, disfrute tranquilo, con músicos y amigos entre el público que se agarran a las virtudes de la sencillez. Canta Fabián. El aplauso premia la pureza, la belleza. Ternura folk en los límites del rock y el extrarradio del indie.
 
Lo sigo desde lejos, aunque he pasado por todos sus trabajos, cinco. No consigo quedarme con sus canciones, pequeñas (o grandes) historias cercanas expresadas en voz baja, con delicadeza instrumental y sonidos tersos; solo guardo vagos recuerdos generales de cada disco, obras manoseadas con mimo, tanto a veces que al acabar de escucharlas pesa un poco la monotonía vocal; si debo quedarme con alguno que me causase verdadera admiración, escojo su tercer álbum, Después del incendio y otras cosas así.
 
En vivo, como de verdad se mide el talento y el calibre escénico de un músico, Fabián me dice que la música, incluso rodeados de gente (miles o medio centenar, como ayer), es el más íntimo de los placeres. Escucho, veo y siento a Elliot Smith (que no me gusta) o a Josh Rouse (que me gustaba más antes) o a Ryan Adams (que volvió a gustarme ahora) o a Damien Rice (que dejó de gustarme). Pero Fabián escapa de las referencias y viste un modelo único, ajustado a la sencillez expresiva de su voz que parece descomponerse, de una guitarra suave y del respaldo leal del piano de Alfredo González. Autores y creadores nos hemos cansado ya de conocer y escuchar. Fabián es de los buenos de verdad. Así de fácil. O difícil.

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