Se
consumen al fuego las páginas de las agendas con sus citas tachadas,
nuevos planes sin tinta llaman al dejar atrás la esquina. Unos te
los esperas, otros aparecen sin avisar. Así llegan los años movidos
por la corriente. El próximo 4 de abril estaré en Oslo, tengo un
compromiso ineludible que hace unas horas no entraba en mis esquemas.
Sentado y complacido veré una vez más a Bob Dylan y su banda. En el
Oslo Spektrum. Será la sexta vez después de Santiago, León,
Valladolid, San Sebastián y Vigo. Quizá sea la última. Quizá la mejor.
O la peor. Poco me importa. Será diferente. Porque estaré contigo.
Tú, el mejor regalo.
lunes, diciembre 26, 2016
domingo, diciembre 25, 2016
DIEZ CANCIONES MUY BUENAS
Las
listas han dejado de gustarme. No me atrevo a ceñir en un orden algo
cuyo placer condicionan los momentos y las circunstancias, nosotros
mismos y la manera de sentir lo que apreciamos. Aquí dejo unas pocas
grandes canciones escuchadas a lo largo de este año, canciones que
superan a todas las demás y de las que (estoy seguro) un día,
pasado mucho tiempo, diré: Qué buenas son.
The
Gospel / Alicia Keys
Ever
South / Drive-By Truckers
Sake
of the song / Hayes Carll
Fall
/ Lisa Hannigan
The
sweeter the dawn / Matthew Barber & Jill Barber
Cold
little heart / Michael Kiwanuka
Trailer / Mudcrutch
I
need you / Nick Cave & The Bad SeedsTrailer / Mudcrutch
Flipside
/ Norah Jones
Young
in all the wrong ways / Sara Watkins
miércoles, diciembre 21, 2016
SOUNDTRACK 192: DAVID BRENT, LIFE ON THE ROAD
Admiradores
de Ricky Gervais, no os perdáis esto: el regreso de David Brent, el
zafio desquiciante, el guasón insoportable, el patético personaje
de The Office creado por el humorista británico. Aquel inaudito,
insuperable espécimen sale de la serie para protagonizar la película
David Brent, life on the road, de este mismo año, escrita y dirigida
también por Gervais. Tiene mucha gracia la cosa. Brent, de nuevo en
estilo documental, deja por una temporada su empleo en la oficina
para embarcarse en una gira por Inglaterra financiada con su propio
bolsillo al frente de una banda de rock y sentir la emoción de ser y
vivir como una estrella. Menuda estrella: el grupo no le habla, viaja
fuera del autobús de gira, compone canciones insultantes o ridículas
y su público, incrédulo de tan embarazosa que es la estupidez del
personaje, se limita a unas pocas personas…
No
cuento más. Ver para creer. Gervais, genio.
martes, diciembre 20, 2016
BOOTLEG SERIES 52: CRADLE OF HUMANITY
Llega
un momento cada año, por estas fechas, en que uno necesita hacer un
lejano viaje musical. Descubro menos de lo que quisiera las músicas
de otras partes del mundo más allá de los territorios británico y
americano, y suele ser de casualidad que me encuentro con sonidos
y esstilos estimulantes surgidos de países poco explorados. Así descubrí hace
años a Mulatu Astatke, con la música que incluía Jim Jarmusch en
su película Flores rotas. Luego un conocido me pasó una
recopilación de jazz etíope que me gustó y a veces me da por
detenerme en músicos del mismo continente, de Mali, Nigeria o
Sudáfrica, donde hay un poco de fu y otro poco de fa. Ahora cae en
mis manos esta cuna de la humanidad que reúne, tras unos años de
actuaciones juntos, al padre del Ethiojazz (como así se considera a
Astatke) y al colectivo australiano Black Jesus Experience. Este
Cradle of humanity (2016) entrelaza el jazz y el funk con el rap, las
percusiones calurosas de Mulatu con los versos y los ritmos agitados
del grupo de Melbourne en una travesía libre por la integración y
el mestizaje cultural que me permite asombrarme de nuevo con la vasta
riqueza idiomática de la música.
lunes, diciembre 19, 2016
BONUS TRACK 169: NOW LOOK (RONNIE WOOD)
Entre
los excesos y los despilfarros, entre las giras, los discos y
ensayos, las vacaciones exóticas, las curas de desintoxicación y la
pintura, Ron Wood tenía tiempo para grabar sus propios discos. En
eso ganó a Jagger y a Richards, en ser el 'stone' con más grabación
propia. Aún no estaba en la banda pero tonteaba con ellos mientras
los Faces se acercaban al ocaso cuando fabricó sus primeros álbumes,
en 1974 y 1975. Now look es el segundo, también con la puerta
abierta para que dejaran su sello los amigos más próximos de
Ronnie; los Faces Kenny Jones e Ian MacLagan y los Stones Keith
Richards y Mick Taylor entre ellos. Wood, Mac y Bobby Womack
produjeron el álbum y en Womack se advierte el desvío funkie y soul
que tienen la mitad de los temas. Más esmerado que en su debut, Wood,
nunca buen cantante, saca adelante una obra que ahora, quizá por
razones de nostalgia, suena reconfortante.
jueves, diciembre 15, 2016
VOLUME ONE 423: PEACE TRAIL (NEIL YOUNG)
Admito
que me da cierta tranquilidad (¿tranquilidad?, hay cosas más
importantes por las que perder la fe, desde luego) que Neil Young
haya grabado este año este Peace trail (Reprise, 2016), su trabajo
más decente desde Psychedelic pill (2012), una pieza rescatable de
la muy floja producción que acumula desde 2009, nueve álbumes en
total, alguno vergonzoso (Americana, A letter home). Frente al poco
entusiasmo que ha causado este lanzamiento, me atrevo a dar una
aprobación menos tibia y a levantar este álbum por encima de obras
recientes como Le Noise o los dos trabajos grabados con Promise of
the real.
Young
reconoce en el segundo tema que no puede parar de trabajar, que no
sabe hacer otra cosa. Treinta y siete obras de estudio suma desde el
69 él solo. En Peace trail juega y bromea, se desnuda
instrumentalmente y vacila. Solo él agarra las guitarras (poco la
eléctrica), Paul Bushnell se encarga del bajo y el veterano Jim
Keltner de la percusión. Graba en cuatro días, así de cualquier
manera, en primeras o segundas tomas, con versos hablados, ridículos
recursos vocales (My pledge), chistes contemporáneos (My robot) y
penosos espasmos (Texas Rangers). Con ello no sabes si reír o
llorar. Y aunque añoro al Neil Young de
Greendale o Prairie wind (sin ir más lejos), esto me gusta.
Nota:
6,5/10
miércoles, diciembre 07, 2016
SOUNDTRACK 191: ROADIE
Pequeña
película sobre los sueños sin convertir y la vida en mitad de ninguna parte.
Roadie (2011) no trata sobre los roadies, los responsables en la sombra de que todo
salga bien en un concierto y de que la banda pueda sentirse cómoda con sus rituales, de esos
currantes esclavizados con gusto a la carretera y a las giras, sino que trata del
pasado perdido y el regreso a las raíces.
Jimmy podría
ser cualquiera, pero en este film es un roadie que vuelve a Queens tras 26 años trabajando
para el grupo Blue Oyster Cult. Vuelve porque lo han despedido, y no sabe hacer nada más
en la vida que ser roadie. En las poco más de 24 horas que recoge el metraje, Jimmy se
reencuentra con su anciana madre, con un barrio en el que se siente extraño,
con un antiguo compañero tan imbécil ahora como antes y con una mujer a la que
quiso en el pasado. En el presente que se encuentra, al que mira con ojos
melancólicos de resignación, Jimmy descubre que él, reacio a admitir su
desdicha, no ha caído tan bajo, que los miserables de entonces se han
enquistado en una vida de mierda y que el hogar, aunque asfixiante, puede ser
una tabla a la que agarrarse para evitar perderse en la deriva.
Dirige
Michael Cuesta, firmante de varios episodios de series como Homeland, Dexter o
Six feet under y de films estimables y a la vez incómodos como L.I.E. o Matar
al mensajero. Su cámara es testigo inadvertido de los pasos de un
extraordinario Ron Eldard en su regreso impredecible a sí mismo.
BONUS TRACK 168: OOH LA LA (FACES)
Los
escalofríos de la nostalgia. La reseña de la página Allmusic resume muy bien la
esencia y el entorno inmediato de este disco. Así fue. Rod empezaba a ser una
estrella suelta y sus discos, tan buenos como los que grababa con su banda, pronosticaban
una carrera al margen. Empezaron a vender a Rod y los chicos y eso, por
supuesto, no gustó al grupo, que siempre habría sido eso precisamente, un
grupo. Una banda gamberra, juerguista y entrañable, además de brillante. El tiempo
de Faces llegó y pasó, y lo aprovecharon bien. Hubo mucho sexo, muchas drogas y
mucho rock and roll.
Ooh la la
(1973) ponía fin a todo aquello, aunque ellos siguieron girando un año y pico
más. Pero cada uno ya pensaba en su propio futuro. Al escuchar este disco piensas
que todo seguía siendo perfecto. No hay desgana ni signos de malhumor, ni
grietas, quizá la nostalgia que presagia un próximo adiós, que sale de los
temas que canta Ronnie Lane, como Glad and sorry o Ooh la la. Nunca dio tanta
pena despedir así a una banda, con una obra maestra que no los volvería a unir.
lunes, diciembre 05, 2016
GREATEST HITS 188: RIDE’EM ON DOWN (THE ROLLING STONES)
Estoy Stone y necesito dosis. El disco nuevo (fantástico), algunos que vuelvo a escuchar (geniales), unas memorias de Ron Wood (divertidas)… ¡Me ponen a tope cuando se ponen! Y este vídeo también me pone. Tremendo: por la velocidad, por Kristen desatada (esos bailes, esa furia al volante, esa mirada y ese dedo en el parpadeo final), y sobre todo por el blues ardiente y vivo que se te mete en el cuerpo porque la banda lo traga y lo escupe.
viernes, diciembre 02, 2016
VOLUME ONE 422: BLUE & LONESOME (THE ROLLING STONES)
Me
apreté primero, me
solté después.
Parálisis ahora,
agitación después. Silencio, hoy los maestros reviven las lecciones
que aprendieron ayer. Tarde es nunca.
Un
disco de los Stones no se despacha a la ligera, no. Y su escucha no
se acaba a los 40 minutos, tampoco. Han vuelto al estudio, no con el
primer material nuevo en más de diez años que se preveía iban a
grabar, sino con versiones de viejos autores de blues de segunda
línea pero primera división (Howlin'
Wolf, Willie Dixon, Little Walter, Memphis Slim, Jimmy Reed).
Escuchar a la banda más
grande del mundo, esa
en la que sus cuatro
miembros suman 289
años y que todavía
seguirá sobre un
escenario cuando hayamos muerto, es
una experiencia incomparable.
Aún.
Dicen que Mick, Keith, Ron y
Charlie querían grabar algo nuevo, pero dieron marcha atrás y
regresaron a la música vieja. Parece que no se sentían inspirados
para otro A bigger bang (2005), que les dio un ataque de nostalgia y
quisieron mejor creer que no habían pasado más de cincuenta años.
En solo tres días grabaron en los estudios de Mark Knopfler en
Londres, donde coincidieron con Eric Clapton, al que reclutaron para
un par de temas.
Blue & Lonesome (Polydor,
2016) es blanco y negro, es humo de cigarrillos, es dolor y soledad,
es blues que en la era desbordante de la tecnología suena primitivo.
Siéntelo. Así es, suena a polvo, crudo, con las guitarras arañadas
y la armónica arrastrada. Sucio, ruidoso, pero sudoroso y pasional.
Porque Jagger, triunfal, canta e interpreta como un ciclón. Estos
señores tan mayores han parado el tiempo un momento. Yo también me
detengo.
Nota:
8/10
lunes, noviembre 28, 2016
VOLUME ONE 421: RICH MAN (DOYLE BRAMHALL II)
Su
nombre aparece en los créditos de discos de Clapton, de la Tedeschi
Trucks Band, de Sheryl Crow, Elton John, Bettye LaVette, Gregg Allman
y los hermanos Vaughan entre otros. Con esta hoja de servicios no
cabe dudar de sus garantías. Lleva con la guitarra encima desde que
era un crío, rasgándola con la mano izquierda. A los 25 formó
parte de Arc Angels, aquella estupenda banda de su Austin natal junto
a Charlie Sexton, otro escudero precoz. El blues corre por su sangre,
pero en el cuerpo se bate con el rock a mandíbula batiente, como
demuestra su tardío regreso con un disco en solitario. Solo cuatro
ha grabado Doyle Bramhall II desde 1996, y este Rich man (Concord
Records, 2016) es fabuloso. De brochazos estilizadas y crujientes
guitarras; un lienzo exquisito de canciones para enmarcar (Hands up,
Rich man, The Samanas) en las mejores habitaciones de casa.
Nota:
8/10
DYLAN, SHEPARD Y LA POESÍA
“Resulta
irreal pensar de cualquier sitio que es permanente una vez que el
movimiento ha echado raíces como modo de vida”.
Este
blog evita por ahora entrar en el debate que suscita la elección de
Bob Dylan como premio Nobel de Literatura. Hablar sobre ello y
compartir o enfrentar posturas merecería un escenario relajado y
apropiado, acompañado de la música precisa a volumen apaciguador
mientras anochece y lejos del ruido. Tan solo esto: si un poeta con
sus obras impresas y el reconocimiento de sus lectores y otros
autores recita sus versos ante una audiencia con el único
instrumento de su voz y es capaz de conmover con su habla, su
entonación y su interpretación, entonces un músico igualmente
reconocido que hace lo mismo con sus propios versos, su voz y sus
instrumentos, parece digno de ser apreciado con las distinciones
mayores que entronan la Literatura.
“Su
misma identidad es un misterio, fuerza que la pregunta 'quién es él'
pase a 'qué es él'. ¿Qué es este entorno extraño, embrujado, que
crea sobre el escenario, en los discos, en el cine, en todo lo que
toca?”.
“¿Cómo
se convierten las imágenes en palabras? ¿O cómo se convierten las
palabras en imágenes? ¿Y cómo logran hacer que sientas cosas? Es
un milagro”.
“Fue
el propio Allen (Ginsberg) el que empezó en la prensa con ese tema
de que Dylan fue el primero en llevar la poesía a la máquina de
discos. Supongo que quería referirse al sentido de la poesía como
ampliación a través de la conciencia a través de la canción o
algo así”.
“No
hay modo de alabar adecuadamente ni con precisión a Bob Dylan”.
Los
entrecomillados en cursiva pertenecen al libro Rolling Thunder: con
Bob Dylan en la carretera, escrito en 1975 por Sam Shepard y
publicado en 1977. La última frase es de T-Bone Burnett en el
prólogo del mismo libro.
sábado, noviembre 26, 2016
LIVE IN 197: QUIQUE GONZÁLEZ, A CORUÑA 2016
Buen
rollo con Quique. Es lo que uno siente al verlo metido en sus
canciones, o arrojado a su dedicación sobre el escenario, o
respaldado por
su banda, o en la sencilla manera de pronunciar unas palabras al
público. Buen concierto de Quique González anoche en su gira con
Los Detectives de paso por la ciudad. El directo ensalza las virtudes
de los músicos de fe.
Vuelvo a creer que a Quique
(eficaz, íntimo e intenso, nada que reprochar) lo noto falto del
golpe de gracia que descubre a los autores extraordinarios, sin la
tecla que hace que te descoloques escuchando un disco o te haga volar
un rato viéndolo en vivo. No
es una mancha, en absoluto, no castiga a un tipo que sabe ser sí
mismo y de paso recordarte a Tom Petty o The Band cuando vibran
algunas de sus canciones.
Al bolo de ayer le falló solo algún bajón de ritmo, una caída menor que no estropeó las gratas sensaciones que causan los temas de su último álbum, Me mata si me necesitas, o las piezas rescatadas de Salitre. También crecieron Vidas cruzadas y Kamikazes enamorados en momentos de éxtasis.
Al bolo de ayer le falló solo algún bajón de ritmo, una caída menor que no estropeó las gratas sensaciones que causan los temas de su último álbum, Me mata si me necesitas, o las piezas rescatadas de Salitre. También crecieron Vidas cruzadas y Kamikazes enamorados en momentos de éxtasis.
Nota al margen: actuaciones
como las que pueda dar Quique González se disfrutan más en el calor
recogido de un teatro, pero esta vez nos tuvimos que conformar con el
horario serio en el que una gran discoteca se convierte en una sala
de conciertos, lo que obliga a armarse de paciencia para desviar
demasiado la cabeza y que los móviles levantados no impidan ver el
espectáculo o pedir reiteradamente silencio al público maleducado
de charla en voz alta alrededor de las barras.
lunes, noviembre 21, 2016
BONUS TRACK 167: TEMPLE OF THE DOG
Cumplir
25 años merece una digna reedición. Según quién seas, claro, y lo
que hubieras grabado entonces, allá por finales de 1990. En el caso
de Temple of the Dog… es que grabaron un disco que fue una
iluminación. Aquello fue un hermoso homenaje a Andrew Wood, caído a
los 24 años con la heroína en la sangre. Su amigo íntimo y
compañero de piso Chris Cornell gritaba al frente de Soundgarden y
reunió a tres colegas y a un recién conocido, Mike McCready, para
despedirse de Andy con nuevas canciones. Stone Gossard y Jeff Ament
venían de Green River y también habían conocido al fallecido en
Mother Love Bone, otra huella luminosa de la música de aquellos años
en el lluvioso Seattle del que empezaban a destaparse decenas de
bandas. Unas se apagaron pronto entre sombras o éxitos trágicos,
otras resistieron más o llegaron muy lejos. Matt Cameron, en la
batería de Soundgarden, se sentó en la del quinteto, Temple of the
Dog, al que se sumó para poner unas pocas voces un recién llegado a
la ciudad, Eddie Vedder. Y ya estaba el grupo. En London Bridge
Studios para grabar un poderoso disco que agita furia y melancolía y
la mantiene al cumplir un cuarto de siglo.
La
reedición tiene dos discos, con la grabación original, tomas
descartadas o alternativas de su repertorio y tres temas
desconocidos. Brendan O'Brien se ha encargado de mezclar ahora la
producción que en su momento cayó en manos de Rick Parashar, de
hacer su sonido más contundente. Varios años después de dedicarle
tiempo, recupero Temple of the Dog y celebro la vigencia de su
energía, el espíritu de una camaradería que en adelante dio más
placeres musicales. Y me dejo tragar por canciones como Reach down,
Pushin' forward back o Wooden Jesus que me devuelven a la juventud.
sábado, noviembre 19, 2016
LIVE IN 196: SHARON
Este adiós no ocupa más de un obituario (y breve) en los medios generales, donde la exaltación, apuesto, será más contenida que en recientes decesos. Poco importa cuando ella se ha ido y sus admiradores velan la partida. Se va Sharon Jones. Pequeña mujer que nos deja esta frase tan pura, tan auténtica: “La música es mi felicidad, es mi alegría”. Muere a los 60 años y tras perder una pelea con el cáncer de páncreas que comenzó en 2013. Sharon, que fue funcionaria en una cárcel, llegó tarde a los estudios, en 2002, y se subió al mismo vagón de otros músicos de carrera y éxito tardíos (Bettye LaVette, Lee Fields, Charles Bradley) que, como ella, dieron un vigor contemporáneo al soul, un barniz de elegancia que no se alejaba de los brillos clásicos del género. Seis discos grabó con su banda, los Dap-Kings, que no la abandonó en sus últimos días de agonía. Algunos muy buenos, como 100 days, 100 nights o I learned the hard way, precisamente intensos y a la vez elegantes. Nos quedamos con su música para siempre.
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