domingo, noviembre 14, 2010

VOLUME TWO 53: BOWIE (I)

Con Bowie, como me pasa con otros artistas, me atraganto, no consigo digerir plácidamente los bocados de su música. Y me pasa en concreto con la primera parte de su obra, la que en el caso del autor inglés ha tenido más reconocimiento crítico y admiración. Quizá el impacto conceptual que produjo la irrupción de un personaje extravagante como él en un momento preciso de la historia de la música rock, a finales de los sesenta y en los primeros años de la década siguiente, y especialmente en Gran Bretaña, ha tenido más relevancia que el propio valor de sus canciones. Le he dedicado un tiempo últimamente a esos primeros discos de David Bowie, y ninguno me convence, no disfruto con ellos.

A Bowie se le agradece su continuo deseo de experimentar, de no encasillarse nunca y cambiar de piel año tras año y disco tras disco. Su desconcertante reinvención acentúa su sana inquietud por la transformación, pero no conlleva ninguna garantía artística, digamos. En aquellos días supongo que la imagen ambigua, andrógina y provocadora de aquel tipo escuálido que se disfrazaba de visitante de otro planeta y aparecía grotescamente peirnado, vestido y maquillado en escena trascendió más que la calidad que contenía su música. Ziggy Stardust, por ejemplo, es un disco que no me dice nada (será porque aún no había nacido en aquel año 1972, que yo no estaba allí y esa experiencia me coge demasiado lejos). Y me ocurre lo mismo con los rugosos, irregulares y a veces descuidados sonidos de Hunky Dory (1971), Aladdin Sane (1973) o Diamond dogs (1974). Me atrae un poco más Space Oddity (1972), aunque su primer gran álbum me parece Young americans (1975), cuando empezaba a amigarse con el diablo antes de volverse reinventar y a regresar a la superficie de los vivos con trabajos más apreciables.

2 comentarios:

J Aybar dijo...

Justo al contrario. Yo los discos que conozco son los que mencionan y en su mayoria me gustan mucho - Space Oddity, Hunky Dory, Pin Ups ... la famosa epoca alemana me supera y lo retomo en el cenit de su comercialidad 80s ... que mevuelve a encantar digan lo que digan.

rubén darío dijo...

Vaya, como has podido leer, no coincidimos en la primera parte de su obra. Tienes razón, la etapa alemana es difícil de tragar. Para mí mejora también la cosa con Station to station, y coincido contigo en que algunas cosas de su fase más comercial son realmente buenas. Y los dos últimos de estudio, Heathen y Reality, también.

La verdad es que me gustaría que publicase material nuevo pronto. A ver con qué nos sorprende.

Saludos