Si tuviera que convivir una semana con Sheldon Cooper como hace su compañero de piso, Leonard, o sus más cercanos amigos, Howard y Raj, o su encantadora vecina, Penny, creo que acabaría encerrándolo en un baúl que rodearía de cadenas y candados para arrojarlo al fondo del océano. Pero en el fondo, no tardaría en echarlo de menos y me lanzaría al mar a rescatarlo. Porque Sheldon es un espécimen radical que pone a prueba la paciencia y la tolerancia de cada uno y arrima los extremos opuestos: es un joven científico superdotado de memoria y conocimientos prodigiosos, excesivamente orgulloso de su inteligencia, un ser maniático y obsesivo que se cree infalible en un mundo paralelo diseñado por él mismo, un freak en toda regla de la física, los juegos, la ciencia ficción y los cómics que regatea las reglas del mundo real para acomodarse en el suyo propio sin importarle los daños colaterales que ocasiona o llevarse por delante la lógica que impera en el cabeza del resto de los mortales. Es manipulador, sarcástico hasta hacer daño, desquiciante, testarudo, arrogante, desesperante e imposible. Pero toda esa galería de desviaciones y vicios tan personales a los que brinda rigurosa fidelidad acaba por convertirse en una inocente marca de la casa irresistible que despierta el más incomprensible de los cariños. Ni contigo ni sin ti, Sheldon.
Sheldon Cooper es uno de tantos personajes memorables salidos de la televisión norteamericana, un tipo único en su especie al que se odia y se ama por igual. Es la estrella absoluta de la fantástica serie cómica The Big Bang Theory, de la que ya se puede disfrutar su cuarta temporada y con la que también es fácil reírse con el resto de personajes. Esta sit-com es tan adictiva como la personalidad absurdamente hilarante del propio Sheldon, interpretado por el actor Jim Parsons y al que los geniales guionistas han convertido en una especie de héroe bizarro al que rendir devoción en la comunidad freak.
Me conozco algún tipo raro, pero es imposible que haya alguien como Sheldon en este mundo del otro lado. Si queréis saber más de Sheldon, adelante. Y os recomiendo la serie a quien aún no la conozca para marcharse cada día contento a la cama después de unas sanas carcajadas.
miércoles, noviembre 24, 2010
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