lunes, noviembre 30, 2009

GREATEST HITS 81: LOW RISING (THE SWELL SEASON)

En cuatro días me he pinchado innumerables veces ya esta canción, con la que se abre el segundo disco de la pareja protagonista del film Once, Glen Hansard y Marketa Irglova. El tema se titula Low rising y el chico y la chica, en compañía de una banda, se hacen llamar The Swell Season. Y dios… cómo me gusta… cómo me gusta. Hace meses sentí algo parecido con Candy, de Paolo Nutini, noté ese regocijo caluroso y confortable en el que descansas cuando vives experiencias maravillosas. Estos días necesito oír esta canción una y otra vez e imaginarme situaciones en las que esta música supondría una perfecta banda sonora. Strict joy (Anti, 2009) arranca con una pieza que siempre bendeciría Van Morrison, en la que las guitarras empiezan a acompañarse sutilmente por una entrada de piano, una finísima ráfaga orquestal, una tímida trompeta, un halo de soul, un reservado impulso eléctrico, una caricia de violines. Sería un supertemazo de Van, y ya es una obra maestra de The Swell Season.

jueves, noviembre 26, 2009

VOLUME TWO 47: DEATH CAB FOR CUTIE

Vamos a detenernos un momento en un grupo indie… o lo que sea. El apellido le pega, o eso me parece, si es que los músicos necesitan uno para identificarse, a veces hasta para prejuzgarlos con demasiada anticipación. Pero dejemos las divagaciones. Death Cab for Cutie me gustan. Y ¿saben por qué? Principalmente porque al escucharlos puedo caer en el desánimo o levantarme hasta la exaltación. Depende del momento. Los coja como los coja mueven mis emociones de un estado al opuesto, pueden deprimirme o entusiasmarme, invitarme a lanzarme al mar en un día de invierno o a encerrarme en casa en pleno verano. Lo consigue su música fina y estudiada, un pop ‘rockerizado’ que se halla cómodo en el entramado de ruidos reflexivos y teclados sugerentes, con la voz neutra pero inquietante de Ben Gibbard y su tendencia modesta y versátil hacia la grandilocuencia.

Su biografía no es nada del otro mundo. El grupo se creó en 1997 en Bellingham, al norte de Seattle y al borde de la frontera con Canadá. Han tenido unos cuantos baterías y publicado ocho discos, el más exitoso en 2003, Transatlanticism, cuyo tema titular sonaba en boca de Claire Fisher y sus amigas revoltosas en la cuarta temporada de A dos metros bajo tierra. Los siguientes, Plans (2005) y Narrow stairs (2008), se me pegaron unos días seguidos a mis oídos. Con ellos me bastan por ahora. Disfruto de Death Cab for Cutie.

GREATEST HITS 80: FREDDIE’S DEAD (CURTIS MAYFIELD)

En un breve viaje a otras décadas al que me ha llevado mi selección musical me he encontrado de nuevo con los ritmos flotantes y embriagadores de Freddie’s dead, ese pedazo de lamento envenenado que recita con sutileza y emoción el gran Curtis Mayfield, uno de mis temas funk preferidos de todos los tiempos. El bueno de Curtis era un tipo grande, un artista de exquisita interpretación y genial talento creativo, un autor entrañable al que la vida castigó con un desgraciado final. Sus mejores discos son los de los años setenta, desde luego, por lo menos hasta Give get take have (1976). En una de sus obras maestras, el trabajo para el film Superfly (1972), el primer single fue Freddie’s dead, que en la película se escucha en su versión instrumental. Pero aquí está Curtis en plena época de efervescencia, preciso y seductor ante sus músicos, poniéndole dolor a la muerte de Freddie.


martes, noviembre 24, 2009

BONUS TRACK 72: AFTER THE GOLD RUSH (NEIL YOUNG)

Comenté hace unos posts que estaba repasando la obra primeriza de Mr. Neil Young a través de esa entrega inicial de archivos lejanos que ahora ha desempolvado. Me detengo en After the gold rush (1970) porque en esta nueva escucha que le he prestado he apreciado más que nunca la huella que desde entonces ha marcado Neil Young y las canciones que en aquellos días componía sobre generaciones posteriores de autores y grupos, principalmente americanos. Este álbum es un breve prodigio que combina la delicadeza acústica y pianística del canadiense (Tell me why, Birds…) con sus impulsos eléctricos en estado de crecimiento (Southern man, When you dance you can really love). Entre uno y otro estado conviven pacíficamente hermosas piezas como Only love can break your heart o Don’t let it bring you down. En la faena, además de la primera formación de Crazy Horse, aportan un poco pesos que acabarían siendo pesados como Jack Nitzsche, Stephen Stills y un juvenil Nils Lofgren. Y en un horizonte por dibujar fluye por este disco su poder de atracción, el que seduciría e inspiraría a cientos o miles de herederos, confesos o no, de After the gold rush y de Neil Young.

viernes, noviembre 20, 2009

VOLUME ONE 203: THE FALL (NORAH JONES)

Se podría decir que conocí a Norah Jones en pañales y que desde 2002 he ido siguiendo sus pasos a través de sus discos y alguna otra actividad en su justa medida con una especie de instinto paternal. La cría ya se ha emancipado, claro, así que hay que dejar que vuele como un pájaro. Ahora acaba de publicar su cuarto disco, The Fall (Blue Note, 2009), un giro suave en su dirección musical, un poco más brusco que el que tomó cuando saltó de Come away with me (2002) a Feels like home (2004). Después de Not too late (2007) debió de pensar, y creo que acertadamente, que el rumbo a tomar tenía que ser diferente, que ya no había que seguir explotando su bondadosa imagen de autora y pianista de pop jazz o como se quiera llamar. Por eso The Fall es un álbum sin azúcar ni limpieza; no es que desprenda o sugiera suciedad, en absoluto, pero sí presenta a una Norah Jones todavía sentada ante el piano que esta vez prefiere rizar más sus composiciones, vestirlas de una instrumentación más pop, con variedad de teclados y curiosos goteos de bajos en casi todos los temas. Aún invita la chica a un paseo nocturno por New York de vez en cuando, pero esta vez cambia de inclinaciones y busca amistades, como leí con propiedad, en Fiona Apple o Aimee Mann. Yo la seguiré vigilando.


Nota: 7/10

VOLUME TWO 46: FOTHERINGAY


No me atrae demasiado el british folk rock, el movimiento al que se adscribieron muchas bandas de Londres y sus alrededores (Fairport Convention, Pentagle, Jethro Tull, Nick Drake) desde finales de los sesenta y durante la década siguiente. Pero alguna sí me gusta especialmente, como Fotheringay, un grupo de fugaz existencia (y para algunos una formación de cierto culto), ya que en menos de un año, el de 1970, nació y desapareció con la figura de Sandy Denny como detonante. Sandy había dejado a la tropa de Fairport, se había ligado a Trevor Lucas y éste había convencido a sus socios de Eclection para formar un nuevo grupo. Así surgió Fotheringay, que sólo editaron un álbum con el mismo título de la banda y que en la preparación del que iba a ser su segundo trabajo se disolvieron tomando caminos diferentes. Sandy inició en ese momento una interesante carrera en solitario con dos o tres discos muy recomendables hasta su muerte en 1978.

La música de Fotheringay se distancia un poco de la de Fairport Convention y otros grupos contemporáneos porque aunque no abandona las referencias tradicionales británicas, huye más de los aires célticos y campestres que inspiran la instrumentación y las voces de sus nombres principales. Hay una tendencia más americana en Fotheringay, una cercanía mayor al blues y al country por culpa de los orígenes de sus demás miembros. En 2008 se editó lo que casi cuarenta años antes iba a ser el segundo disco del grupo, 2, un trabajo de resurrección que permite comprobar muy bien las virtudes de esta banda.

martes, noviembre 17, 2009

LIVE IN 81: THE QUIREBOYS (A CORUÑA, 16-11-09)

Un buen trago de rock and roll, del puro, del genuino e incorruptible, siempre es saludable. Aunque se sirva un lunes por la noche y afuera no haga más que llover. Ahí estaban los Quireboys de paso por esta esquina costera sintiéndose como en casa, acompañados de un clima muy inglés y vestidos para la ocasión, para un agradable concierto de auténtico rock and roll. No es difícil poner al público de tu parte si sabes tratarlo con el entusiasmo con el que disfrutas de la música que más te gusta, la que interpretas. Por eso Spike, sus sonrisas permanentes y su garganta gastada, es un tío de fiar y sus colegas, una banda que no te va a defraudar. Hora y media larga da para suficiente diversión, alegría instrumental, contundencia rítmica y buen rollo con toda la audiencia. Hubo viejas canciones como 7 o’clock, Hey you o Sex party, y delicias más nuevas como This is RNR y Mona Lisa smiled. Y mucho más. Mucho rock and roll. Del bueno. Del que te deja bien el cuerpo y el espíritu.

viernes, noviembre 13, 2009

LIVE IN 80: SUPERGRUPOS DE MIERDA

Vale, el titular es exagerado, es sensacionalista. Pero es que juro que es lo que me anima a pensar y a escribir esta asociación de supuestos talentos conjuntados bajo el mismo techo para crear un proyecto con ganas de mostrarse diferente y acabar resultando terriblemente empalagoso… y rápidamente olvidable. Hay muchos supergrupos con tres, cuatro o más componentes de distintas bandas afines o distantes reunidos con una finalidad única, la de crear una propuesta casi siempre presuntuosa, desde luego que caótica o como poco carente de uniformidad, un capricho fabricado como sea, a ver si cuela.

Me acuerdo de aquellos Oysterhead, virguerías psicodélicas e indescifrables de Stewart Copeland, Trey Anastasio (Phish) y Les Claypool (Primus), algo intragable ahora. Incluso a la tercera escucha no hay quien llegue al final de lo que proponen Monsters of Folk (M. Ward, Conor Oberst, Jim James y Mike Mogis). Lo último que he tratado de soportar es Them Crooked Vultures, el colegueo de Dave Grohl, Josh Homme y John Paul Jones empapado en grandilocuencia y truenos, tres buenos elementos empeñados en demostrarle al resto del mundillo lo buenos e insoportables que son juntos.


Hay muchos más. No voy a perder más tiempo.

lunes, noviembre 09, 2009

VOLUME TWO 45: EILEN JEWELL

Esta chica se ha colado en mi vida y me he enamorado de ella. El primer día se contonea a tu lado y te la arrimas para compartir un baile y una madrugada. Más tarde te la vuelves a encontrar sin haber borrado el recuerdo de la primera vez y a los besos le suceden los abrazos… te has encariñado. La tercera vez es la definitiva, te ha atrapado, te lleva consigo, la llevas contigo en cada paso, no paras de pensar en ella, en lo que dice y lo que hace, en cómo lo dice y cómo lo hace… y quieres que dure y no pare.

Eilen Jewell empieza a visitar con más frecuencias estos lugares. La voy queriendo demasiado. Me sedujo con Letters from sinners and strangers (2007), me cautivó con Sea of tears (2009) y me atrapó sin remision con Boundary county (2006), por ese orden. Con la dulzura de su country, el brillo de su rockabilly acaramelado, su blues reluciente y una brisa de soul esponjoso. Y las caricias de su voz sedosa y su cara de buena chica. Y esos tres tipos que la arropan con la gracia sencilla de sus instrumentos, Jerry Miller, Johnny Sciascia y Jason Beek. No me importa proclamar y compartir mi amor.

REGRESO


“Hay cosas que nunca cambian”, rutinas que nos sobreviven y resisten a las horas, días y semanas de separación. Verte de espaldas, darte la vuelta, abrir los brazos, atraparme y dejarte besar una, dos y tres veces. Contarnos cosas, reírnos, preocuparnos, soñar un poco, acompañarnos. Un guiño de ojos, una voz afónica, la ropa en tu cuerpo, la forma de los dedos, los gestos de las manos, la suavidad de una mejilla, los dientes que se ríen. Basta con eso. Aunque hay tanto.

domingo, noviembre 08, 2009

GREATEST HITS 79: COWGIRL IN THE SAND (NEIL YOUNG & CRAZY HORSE)

Puestos a elegir, ¿con qué te quedas, con los 9 minutos y 27 segundos de Down by the river o con los 10:06 de Cowgirl in the sand? Yo me muero por ese cierre de cara B, esa gloriosa ‘vaquera en la arena’, cima furiosa de Everybody knows this is nowhere (1969), quintaesencia del sonido arrugado de los primerizos Crazy Horse y del Neil Young más desbordado e indomable. Las guitarras de Young y Whitten se entrelazan amistosas primero y enfervorizadas después. Down… está muy bien, su tempo blues tiene más reposo y anima a la contemplación, pero Cowgirl... cabalga sin respiro por las praderas mientras el sol se pone. Un largo tema colosal. (Estoy repasando las primeras canciones archivadas con magnitud del Neil Young de aquellos días, un irrepetible caballo loco).

miércoles, noviembre 04, 2009

SOUNDTRACK 93: A DOS METROS BAJO TIERRA (4ª temporada)


-Te agarras a un poco de sufrimiento… y ¿qué eso comparado con que estés vivo?

-No puede ser tan simple.

-¿Y si lo es?


La cámara se aleja lentamente y la puerta de la terraza enmarca a David con la cabeza apoyada en el hombro de su padre hasta que la imagen vuelve a fundirse en blanco.


Demoledoramente acaba la cuarta temporada de A dos metros bajo tierra, como también concluía la tercera, y la segunda. Vaya, creo que voy a llorar cuando termine esta historia, cuando todo quede cerrado sin rendijas para estirar nada más al finalizar la quinta etapa. Antes, la familia Fisher y sus allegados continúan vagando desconcertados por sus existencias, precipitándose, enfadándose, reconciliándose, conociéndose a sí mismos, experimentando, viviendo y muriendo un poco cada día con las preocupaciones y emociones que a todos, que a todos nosotros, nos toca tener en este paso por la vida. Una vez más, magistral.

lunes, noviembre 02, 2009

VOLUME ONE 202: SIGH NO MORE (MUMFORD & SONS)


Otra imagen seductora y sugerente. Esta es la postal: cuatro jóvenes dentro del escaparate de lo que parece una tienda de una calle sencilla de casas bajas; un chaleco, una camisa de cuadros, dos sombreros, guitarras acústicas, un contrabajo, un acordeón. He vuelto a acertar. Es la portada que ilustra el primer disco de Mumford & Sons, una formación surgida de la escena folk de Londres. Por los cauces de estos entornos brotan animosos grupos como este de Marcus Mumford e hijos, jóvenes amigos que tan pronto remiten a Fleet Foxes (Sigh no more) como a Joanna Newsom (The cave) para cabalgar después por la pradera (Winter winds) o afrontar empresas épicas (Awake my soul). Sigh no more (Island, 2009) no tiene espinas de desperdicio, posee músculo en su ropaje acústico y garra en sus percusiones callejeras. Harían un trío de lo más tentador junto a Felice Brothers y Old Crow Medicine Show.

Nota: 8/10

VOLUME ONE 201: THE HOUSE THAT DIRT BUILT (THE HEAVY)

Las próximas líneas podrían acompañar a las que dediqué al último disco de Wolfmother, en las que aproveché para reflejar la falta de originalidad y la repetición de argumentos que encuentro en las propuestas que el mercado musical nos continúa ofertando. The Heavy, un grupo reciente que ahora llega a mis oídos, le da una vuelta a la tortilla (es decir, que el sabor poco va a variar), ya que mientras Wolfmother, por ejemplo y para seguir, invitan al abandono por hastío, esta nueva banda inglesa te guarda una sorpresa en cada movimiento. The Heavy, quinteto inquieto, revuelve sus gustos y preferencias en una batidora de la que extrae un zumo rico y espumoso. Les atrae el soul, el garage, el reagge, el rock áspero, el funk; todo eso se escucha en los diferentes cortes de The house that dirt built (Counter, 2009), su segundo disco, un mejunje que te mantiene despierto y deseoso de encenderte porque cada tema parece firmado por un grupo diferente. ¿Originalidad? Tampoco, pero las novedades no garantizan siempre la alabanza.


Nota: 7/10