No me atrae demasiado el british folk rock, el movimiento al que se adscribieron muchas bandas de Londres y sus alrededores (Fairport Convention, Pentagle, Jethro Tull, Nick Drake) desde finales de los sesenta y durante la década siguiente. Pero alguna sí me gusta especialmente, como Fotheringay, un grupo de fugaz existencia (y para algunos una formación de cierto culto), ya que en menos de un año, el de 1970, nació y desapareció con la figura de Sandy Denny como detonante. Sandy había dejado a la tropa de Fairport, se había ligado a Trevor Lucas y éste había convencido a sus socios de Eclection para formar un nuevo grupo. Así surgió Fotheringay, que sólo editaron un álbum con el mismo título de la banda y que en la preparación del que iba a ser su segundo trabajo se disolvieron tomando caminos diferentes. Sandy inició en ese momento una interesante carrera en solitario con dos o tres discos muy recomendables hasta su muerte en 1978.
La música de Fotheringay se distancia un poco de la de Fairport Convention y otros grupos contemporáneos porque aunque no abandona las referencias tradicionales británicas, huye más de los aires célticos y campestres que inspiran la instrumentación y las voces de sus nombres principales. Hay una tendencia más americana en Fotheringay, una cercanía mayor al blues y al country por culpa de los orígenes de sus demás miembros. En 2008 se editó lo que casi cuarenta años antes iba a ser el segundo disco del grupo, 2, un trabajo de resurrección que permite comprobar muy bien las virtudes de esta banda.
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