Desde el ahora, no desde hace veintiocho años ni desde hace veinte, cuando me lo fui a comprar a la tienda de toda la vida, Boy es un disco tan irregular como refrescante. Su lavado remasterizado anula cualquier huella de caducidad en su sonido, esa mezcla un tanto alocada de punk con rock y un punto glam con la que se inició una de las carreras musicales más relevantes y brillates del rock, pese a quien le pese. Ni el trabajo de maquillaje sonoro oculta que Boy es un álbum de debut de una banda con mucho por aprender. Sin embargo, guarda temas que el grupo ha sabido revestir de fuerza juvenil en sus giras más recientes como I will follow, Out of control o Stories for boys. Otros como Twilight, The Electric Co. o Another time, another place revelan sin tapujos el entusiasmo que acompañaba a Bono y compañía en aquellos días tan lejanos. También es cierto que A day without me o Shadows and tall trees son patochadas desfasadas.
El disco adicional con temas inéditos y otros cortes y rarezas muestra que las primeras tomas de aquellas canciones eran bastante defectuosas, así como un par de piezas o más garabateadas por cuatro novatos que llegaron, con empeño, suerte y talento, a conquistar el mundo.