La cita anual del dylanismo se detiene en torno a 1997 para recuperar archivos de lujo, material de valioso consumo para el amante devoto de su divinidad musical. Pasen por caja, si quieren ahorren más de lo previsto para hacerse con una caja deluxe de contenidos extra, pero no dejen pasar la oportunidad de dedicar unas pocas horas (de nuevo o por primera vez) a uno de esos discos enormes que hace nuestras vidas mejores y (por primera vez también) a variaciones de algunos de sus temas. Hablamos de Time out of mind, revisitado y reinventado en el Bootleg Series número 17 de Bob Dylan.
Evito la historia, la enciclopedia, fechas, nombres y lugares que recogen muchas fuentes. También los acuerdos y desacuerdos entre Dylan y Daniel Lanois para encontrarle el punto preciso a las canciones. En el refugio de este blog me dedico a dejar salir emociones que la música me produce. Dylan en este y en muchos otros álbumes, pero especialmente en este, me canta como el guardián de los cielos en un viaje hacia la inmortalidad, enfermo de amor, a las puertas de la oscuridad, a lo lejos en las tierras altas, un espíritu exigente y supremo.
Cuántas veces hemos disfrutado tanto de los discos que Dylan dejó guardados como de los que hizo oficiales. En estos Fragments, entrega 17 de la serie, el glorioso álbum del 97 es objeto de una nueva mezcla sutil que se aparta levemente de la atmósfera del disco original. El segundo cd ofrece descartes y tomas alternativas tan afortunadas y geniales que son capaces de estremecer, ese bálsamo permanente que nos lleva hacia el más allá.
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