viernes, mayo 03, 2019

BONUS TRACK 206: THE CLASH (THE CLASH)

Se trata de encajar la música como un golpe, no importa lo fuerte que duela: unas veces entrega un revés fulminante, otras un placentero soplido. Lo que cuenta es que el efecto sea revelador. La música de The Clash tiene (o tuvo) ese impacto, que responde al momento en que emergió de la furia londinense a modo de censura y revolución y a cómo caló en el descontento juvenil. Había que estar allí para sentirlo plenamente, claro. O asimilar como tuya la lucha y la rabia contra los poderes que te aplastaban en la cloaca. El caso es que yo no estaba allí, y desde donde estuve nunca me dieron los Clash ese golpe mágico de gracia y tampoco andaba con el puño alzado. Cuando escucho algunas de sus canciones, si suenan muy alto, consigo encender un nervio en el cuerpo, pero dedicarle más tiempo me desconecta.

He querido probar de nuevo tras haber leído un largo artículo del malogrado Lester Bangs sobre una gira que cubrió con el grupo en Inglaterra y después de ver una película que inventa una improbable amistad entre Joe Strummer y un adolescente, London Town, muy flojita la verdad, con Jonathan Rhys Meyers con los rasgos del líder musical. Por eso he pinchado The Clash, el disco con que la banda irrumpió en 1977, un álbum rápido y afilado, feo y enfadado que sigue distanciándome de los Clash, en el que solo contados cortes como Deny o Police & Thieves alumbran al grupo que sí me satisfizo dos años más tarde con London Calling.

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