sábado, mayo 18, 2019

VOLUME TWO 96: STRAY GATORS

Los Stray Gators nunca tuvieron disco propio. No lo necesitaban, y jamás entró en sus planes. Estaban detrás de un par de obras de Neil Young a comienzos de los setenta (Harvest, Time fades away), después y antes de que el canadiense agarrase las riendas de los Crazy Horse, y de forma ocasional volvieron con él algunos miembros para dar sonido a algún otro álbum más adelante (Harvest moon). Como expertos músicos de sesión que eran, curtidos en la comunidad country de Nashville y junto a calaña como Phil Spector, The Rolling Stones, Chet Atkins, Ry Cooder o Dylan, no tenían necesidad de demostrar virtuosismo, les bastaba con entenderse a ciegas con quienes les contrataban. A mí me encanta cómo se entendían con Young, quien siempre prefirió el óxido al destello, aunque no fuese tan longeva la unión como los fue con Crazy Horse. No hay nada extraordinario en los Stray Gators, solo la frugalidad de una comunión natural.

Neil Young, con 73 años, ha sobrevivido a todos los Gators. Fueron cayendo en los últimos 19 años el pianista y arreglista Jack Nitzsche, también autor de bandas sonoras; el guitarrista Ben Keith, quien más veces se asoció con Neil en las décadas siguientes; el bajista Tim Drummond y el baterista Kenny Buttrey. Young va a abrir de nuevo su caja de archivos para revivir los días en que Stray Gators estaban a su espalda, en la gira de Harvest mientras se surgía Time fades away; lo hace en un álbum titulado Tuscaloosa, donde el oyente puede entrar en ese remolino abrasivo de country rock en el que daban vueltas Neil y los Gators.

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