Me enfrento con
cuidado a los Milk Carton Kids. Su música, un folk delicado que se vuelca en la
armonía de voces de sus chicos y el entrelazado expresivo de las guitarras,
parece que se va a quebrar en cualquier momento, de lo frágil que suena. El timbre
de voz de Kenneth Pattengale y Joey Ryan me lleva a Simon & Garfunkel y el eco
conjunto de sus instrumentos, a Gillian Welch y David Rawlings. En sus primeros
tres discos solo el fino canto del dúo y el roce de sus cuerdas llenan la
música; para el cuarto han contado con la ayuda admiradora de Joe Henry y un
puñado de buenos músicos para enriquecer un repertorio con más cuerpo (bajos,
percusión y viento que a veces ni se perciben), pero fieles al recogimiento tan
íntimo que suaviza sus canciones. Han conseguido un trabajo admirable que lleva
unos días obligándome a nadar en las aguas tranquilas que mueven sus canciones,
al filo de la fascinación.
All the things
that I did and all the things that I didn’t do (Anti-, 2018) contiene en la
mitad un tema antológico, de calmada catarsis, quizá con el que Kenneth y Joey
han querido vaciar las preocupaciones personales por las que han pasado sus
vidas en los últimos años (rupturas, enfermedades, cambios). One more for the
road es la pieza sublime, de diez minutos y medio, de un álbum de raíz folk y
ramas que se estiran con timidez hacia el country y el blues. Con disimulo, en
voz baja, con música mimada para oídos que la mimen.
Nota: 8/10
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