No
deja de ser bien recibido, y seguramente sano y purificador para el
músico, a la vez que hoy en día un tanto obvio, reiterativo y poco
original, que el amplio cancionero de Bob Dylan sea objeto de
revisión. Todo visto, aunque uno se aparte de los contornos del
modelo original. Una de las últimas en hacerlo ha sido Joan Osborne,
que ha dedicado su último disco a versionar trece temas del maestro
de Duluth. Es de hecho el tercer álbum de versiones de Orborne, que
ha posado apoyada en el capó de un Mercury blanco en un camino
boscoso que bien pudiera localizarse en el refugio dylaniano de
Woodstock. Songs of Bob Dylan (Womanly Hips Music, 2017), se titula
el disco, así de simple y claro.
El
homenaje se decanta por temas poco habituales del autor a la hora de
ser reinterpretados (aunque no se resiste a pasear sobre las
corrientes de Tangled up in blue o Masters of war) y a pesar de
contener un par de versiones poco logradas (Dark eyes y You gonna
make me lonesome when you go), el resto funcionan muy bien porque
huyen, con mayor o menor distancia, de la pieza grabada por Dylan en
los discos donde aparecieron por primera vez. Por eso el buen sabor
de boca que dejan Tryin’ to get to heaven, Hig water (for Charley
Patton) o You ain’t goin’ nowhere hacen que este tributo se
digiera con agrado.
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