jueves, agosto 31, 2017

VOLUME ONE 448: BEAST EPIC (IRON & WINE)

Sobre algunos músicos que admiro profundamente trato de evitar los términos absolutos y los juicios ciegos, no me gusta caer en los fanatismos que ensalzan todo cuanto toca alguien venerado y el modo en que lo hace. Sigo, persigo y disfruto aquello cuanto proponen y sé que es mucho más probable que sus nuevos trabajos me entusiasmen que me decepcionen (aunque la decepción sea una reacción que no tenga cabida en el vocabulario con el que nos referimos a ellos). Aplico esto que cuento a Iron & Wine. Quienes amamos la música como parte indispensable de nuestras vidas debemos de agradecer inmensamente que haya artistas como Iron & Wine, como Sam Beam. Acepto discrepancias, acusaciones de exageración, faltaría más; sé no obstante que algunos compartís lo que digo.

Bueno, pues Beast Epic (Sub Pop, 2017) se celebra como merece celebrarse cualquier obra que lleve la firma de Sam Beam/Iron & Wine: con placer ondulante, como caricias sobre la arena y abrazos cálidos. Desde aquel folk sedoso con que barnizaba el delicioso álbum Our endless numbered days (2004), el autor ha añadido progresivamente voces, instrumentos, arreglos y estilos a obras igualmente brillantes, irresistiblemente hermosas, como The shepherd’s dog (2007) y Ghost on ghost (2013). Tras colaboraciones con Ben Bridwell y Jesca Hoop y apariciones que hacen todavía más sabrosos discos de Glen Hansard y Tift Merritt, con Beast Epic regresa a aquel momento casi virginal de Endlessy descarta esta vez los adornos y las fusiones para decantarse por la sencillez y la belleza, ingredientes infalibles de la gran música.

Nota: 8/10

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