Imágenes como
estas invitan como mínimo a entrar en la música que ilustran. Decorar una
habitación con estas portadas incita a la piromanía sexual. He tenido vinilos como estos en las manos de paso por tiendas de segunda mano, los
cuerpos deslizantes de las modelos haciendo temblar el cartón de las dos
cubiertas. La música, en realidad, es lo de menos.
El extenso catálogo
de música funk americana descubre portadas de un alto contenido sexual de lo más
fascinante. Los Ohio Players sabían en los 70 cómo hacer babear a los negros
adolescentes y atraer oyentes con la exuberancia erótica de sus chicas de
cubierta y sus escuetos y explícitos títulos (Pleasure, Ecstasy, Climax, Fire, Honey,
Angel). Cierto, estos discos merecerían un cajón secreto en nuestros desvanes. Historias macabras con aire de leyenda rodean algunas sesiones fotográficas y fragmentos
de canciones.
Una veintena de
músicos pasó por la formación desde finales de los sesenta y unos pocos singles
(Love rollercoaster a la cabeza) vencieron a la caducidad. Pero lo que queda es
la imagen ardorosa de las chicas de los Ohio Players. Las canciones, con el paso de los años blandas y simplonas bajo una capa de sensualidad
artificial, son presas del cruel olvido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario