Cuando un
primer disco es tan completo, tan sublime, la tarea de rayar a la misma altura en
los siguientes trabajos suele deparar resultados imperfectos, a veces frustrantes.
Repetir la virtud inmaculada no debería ser la obsesión del artista, del músico.
Y creo que Dawes no caen en ese vicio. Quizá porque North Hills (2009) les salió
tan bueno sin querer, ahora no van a alcanzar semejante brillantez. O porque en
realidad siguen sabiendo hacerlo francamente bien. Ni Nothing is wrong (2011)
ni Stories don’t end (Hub Records, 2013) mejoran el álbum anterior. No importa.
A mí estos chicos ya me ganaron cuando empezaron a caminar.
Stories
don’t end es bonito, agradable, aunque algo más desequilibrado, con la emoción
más controlada. Ninguna canción consigue levantarte del asiento. Dawes han
cambiado de productor (les ayuda ahora Jacquire King), pero conservan ese fresco
aroma californiano en sus fraseos, en la armonía de voces y en esa humilde inocencia
que desprende su música. Unas cuantas bonitas canciones (From a window seat,
Most people, From the right angle) embellecen su tercer disco.
Nota:
7/10
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