lunes, agosto 13, 2012

VOLUME TWO 57: DONOVAN

Donovan no tiene leyenda, tampoco aureola ni una audiencia que lo reverencie. No le han dedicado pesada bibliografía ni estudios sobre el significado de sus canciones. No se ha inventado un personaje que lo trasciende ni se ha embarcado en giras de conciertos que nunca terminan. No sé si merece todo eso, pero sí sé que merece detenerse a escucharlo con atención, respeto y también admiración. Ahora estoy explorándolo un poco más que cuando empecé a conocerlo, despacio y ordenadamente para encontrarle coherencia al porqué de sus etapas, a una trayectoria rica y desde luego personal. Lo disfruto más cuantos más misterios me ofrecen sus discos.

Su obra conecta con el pulso que late en la música popular de las décadas de los sesenta y setenta. Se entretiene en registros distintos: folk, rock, psicodelia, jazz y algunos deslices experimentales. Entre Su obra conecta con el pulso que late en la música popular del 65 y el 83 grabó muchos discos, cual tierno crío folk al principio, trovador del flower power, un hippie con menos marihuana más tarde. Algunos de sus trabajos son preciosos (Fairytale), otros son simpáticos (Mellow yellow) o perversos (The hurdy gurdy man); también tiene material difícil (A gift from a flower to a garden) pero siempre le acompaña una delicadeza apaciguadora en su voz escocesa y más de una bella canción por álbum. En su carrera se ha recluido más de una vez, apartado en un retiro hogareño para esconderse en la literatura, sobre todo poesía. También renació (Sutras, 1996) para volver a aislarse y componer poco. Por eso se le recuerda menos, se habla poco de él, aunque no se le olvida. Un pequeño grande (o un grande pequeño), Donovan.

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