La mejor
música ya está escrita, pertenece a un tiempo en el que aún no vivíamos, pero
nada la ha borrado de la tierra. Si te metes un atracón de ella te darás cuenta
de que lo ha venido después no ha sido más que un homenaje al origen, una
continuación cambiante de lo que ya existía, arreglos y derivaciones,
experimentos y variaciones, una herencia transformada en múltiples perfiles, unos
galantes otros toscos. Vamos a viajar por Chess un rato, por aquellos discos
grabados en la compañía de Chicago de los hermanos Chess entre 1947 y 1975. En
sus archivos duermen para siempre el atrevimiento del rock and roll, la profundidad
del blues y el calor del soul, las mejores canciones de todos los tiempos, las
biografías más fascinantes de las hemerotecas: Howlin’ Wolf, Chuck Berry,
Little Milton, Etta James, Marlena Shaw, Solomon Burke, Lightnin’ Hopkins,
Muddy Waters, Willie Dixon, Koko Taylor, Otis Rush, Elmore James, John Lee
Hooker…
Chess
Chartbusters es una colección de seis volúmenes (pasaos por la FNAC, por
ejemplo, y os haréis con el lote completo a muy buen precio) que incluyen
piezas de todos estos músicos únicos e inimitables, los maestros con los que
crecimos o con los que maduramos… con los que nos despediremos.