Un café con leche y un vaso de agua. Un cuaderno y un bolígrafo. Un libro, El mar, de John Banville. Una mesa junto a la ventana. Una mujer subraya líneas en un libro. Dos amigas terminan de comer. Dos amigos se afanan en una charla sin fin. Un grupo de chicos se entrega a unos postres. Dos mujeres conversan afuera en la terraza. La barra en el centro, el camarero ajetreado. Jesse y Celine retoman lo que nunca terminaron. Una hora de mi vida la pasé en Le Pure Café. París. Se detuvo el tiempo.
miércoles, abril 11, 2012
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