No es mi género literario preferido, aunque de vez en cuando paseo la vista por las páginas de una biografía; musical, si la encuentro apetecible. He terminado de leer hace poco una que toma a David Bowie como objeto de exploración, análisis y una nada disimulada exaltación. Amando al extraterrestre, se titula, la firma Christopher Sandford. Tampoco Bowie es mi autor/músico/personaje favorito, y encuentro sobredimensionada su muy divulgada relevancia cultural y contracultural; sus vivencias al límite a lo largo de la década de los setenta, aderezadas con un obsceno consumo drogas y emociones al límite… pero evitemos juicios paralelos… Sin embargo, admiro la continua e inquieta transformación de Bowie, su inagotable de sed de cambio y experimentación, la huida del encasillamiento, el salto sin red sin importarle romperse los huesos en sus proyectos musicales. Algunos discos de Bowie me gustan (Ziggy Stardust, Young americans, Station to station, Let’s dance, Heathen, Reality), pero son más los que no me gustan.
Me voy por las ramas, vaya… quizá me sirva para darle ambiente a un desvarío apropiado en estos tiempos, invitaciones al cambio, a proyectos que enseñan sus piernas, rincones donde hacer descansar los libros, calles donde nadie entiende, números que gruñen como jeroglíficos, billetes de ida sin vuelta, amores sobre un pentagrama, rutas sobre las nubes, vidas que son recuerdos.
1 comentario:
¿sobredimensionada su muy divulgada relevancia cultural y contracultural? mejor me limito a saludarte
Publicar un comentario